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Ramón Muñoz: «No se puede jugar con el drama humano en función del interés partidista»

Publicado: 21/03/2014: 4436

•   El número de subsaharianos que ha saltado a Melilla este año triplica el de 2013

Alrededor de 500 inmigrantes han logrado entrar este martes en Melilla en un asalto multitudinario a la valla que separa la ciudad autónoma de Marruecos. Se han dirigido hacia el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) entre cánticos, muestras de júbilo y abrazos con otros compatriotas. Algunos de los recién llegados presentaban heridas leves y han sido atendidos por miembros de Cruz Roja. Ramón Muñoz, delegado de Migraciones de la Diócesis de Málaga, ha puesto voz a la preocupación de la Iglesia diocesana por responder a esta realidad. Por otro lado, el delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, concedió una entrevista hace unos días a diocesismalaga.es en la que asegura que la presión migratoria en la ciudad autónoma «es un problema supranacional en el que deberían implicarse los 28 estados que componemos la Unión Europea».

Los datos recogen un aumento del número de personas que saltan la valla de Melilla, y que llega a triplicar este año el de 2013. En opinión del delegado diocesano, Ramón Muñoz, «este aumento es debido a que «el gobierno español va a invertir en poco tiempo 45 millones de euros en evitar estas entradas (acrecentando la valla, poniendo mallas antitrepas, colocando torres con cámaras térmicas...) Las mafias son conscientes de eso y animan a los inmigrantes a intentar dar el salto».

El delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, coincide en esta apreciación y ha asegurado en una entrevista concedida a diocesismalaga: «En estos momentos, por desgracia, la inmigración está en manos de un colectivo que se llama mafia y no en manos de los estados miembros. Lo que hay que hacer es arrebatarle a esas mafias el control de la emigración. Y eso no es fácil. No es cosa de una ciudad, ni de un país. Sino que es cosa de todos. Soy un defensor a ultranza de la inmigración. La inmigración es consustancial con la vida. Los seres humanos emigran desde el inicio. Por lo tanto, es imposible acabar con ello. Pero sí podemos regularlo y hacerlo de las mejores condiciones. Primero, para los propios inmigrantes, y luego, por supuesto, para el resto de la sociedad».

MEDIDAS DISUASORIAS

En relación a las medidas disuasorias utilizadas, Ramón Muñoz afirma que «una inmigración descontrolada no es positiva ni para el país que recibe ni para los inmigrantes, porque va a generar muchos más problemas». Pero, añade, «los medios que se vayan a utilizar para evitar estos asaltos masivos deben ser medios que eviten el abuso o el ataque a la propia dignidad de las personas. Y uno de los problemas de fondo que hay en torno al tema de qué medios utilizar es que no hay consenso político, no hay un protocolo establecido para tener unas actuaciones reguladas. La policía en ciertos momentos está un poco desorientada y a veces se tiende a culpabilizar a un cuerpo entero cuando realmente todos conocemos que la Guardia Civil ha hecho una labor humanitaria muy importante en el Estrecho. Pero ¿qué hay en el trasfondo? Que se está utilizando de cara a unas elecciones próximas el interés partidista frente al interés común. Ésa es una de las cosas que hay que ir denunciando. No se puede jugar con el drama humano en función del interés partidista».

IMPLICACIÓN EUROPEA

Muñoz denuncia que no se afrontan las causas de fondo. «La Comunidad Económica Europea reconoce el problema, que es un problema grave, pero pone medidas paliativas. El Frontex, la Agencia Europea de Gestión de Fronteras Exteriores, dedica el 75% de su presupuesto a evitar el paso de las fronteras, y un 25% lo dedica a la integración. Si nos fijamos hay guerra en Mali, en Sudán, conflictos en Etiopía, en la República Centroafricana del Congo, por citar sólo algunos. Es un volcán lo que hay en África y a las grandes potencias les interesa económicamente que esta población viva en situación de conflicto porque supone un abaratamiento de las materias primas: de coltán, de bauxita... minerales muy importantes para la economía mundial, y algo más desconocido aún, la compra de tierras baratas en territorio africano». 

El delegado del Gobierno en Melilla asegura igualmente que es necesaria una implicación global de la Unión Europea sobre este asunto: «La presión migratoria en la ciudad autónoma no es solamente un problema que afecta exclusivamente a la ciudad de Melilla y Nador o España y Marruecos, sino que esto es un problema supranacional, por lo tanto deberíamos estar implicados de una forma absolutamente solidaria y uniforme los 28 estados que componemos la Unión Europea».

FRATERNIDAD CON EL INMIGRANTE

Como Iglesia, Ramón Muñoz afirma que el gran reto no es dar soluciones técnicas, lo que «no le corresponde», sino favorecer la actitud cristiana de que «todos somos hermanos, hijos del mismo Padre, y esa solidaridad tiene que ser con todas las personas, no sólo con los que tengo más cerca». Para ello, Muñoz aboga por abordar la problemática en origen, como se hace a través de misioneros u organizaciones como Manos Unidas y Cáritas Internacional, además de trabajar «por sensibilizar a la población de las necesidades que tienen estas personas. Nada más hay que ver la cara de los que logran saltar la valla, la alegría que expresan porque han estado meses, en ocasiones años, sometidos a hambre, explotación, robos, presión de las mafias, dificultades con el ejército una vez que llegan a Marruecos... Saltar la valla es llegar al paraíso, y piensan: "ya tengo un pie puesto en Europa. Voy a intentar unas condiciones de vida más dignas". Además, continúa Muñoz, «tenemos que ser conscientes de algo: en el momento en que superemos la crisis económica, volveremos a necesitar la mano de los inmigrantes, porque nuestra población está muy envejecida».

Autor: Ana María Medina @_AnaMedina_/ Ana Oñate @anatecam

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