NoticiaMigraciones «Cruzar los brazos ante la migración es una traición del Evangelio» Publicado: 05/09/2019: 13840 Con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, el 29 de septiembre, el claretiano José Antonio Benítez Pineda, colaborador de la Delegación Diocesana de Migraciones, escribe este artículo. LA REALIDAD LACERANTE DE LA INMIGRACIóN NOS DA QUE PENSAR A nadie se le escapa el drama de la inmigración. Otra cosa es que seamos capaces de indagar las causas que lo produce. Vivimos a diario esta realidad que en unos provoca rechazo, en otros, indiferencia o silencio cómplice. Pero hay también realidades eclesiales, colectivos de personas, asociaciones, plataformas, ONGs… que no miran hacia otro lado, sino que esta realidad les da que pensar desde su misma condición humana. Y se despierta en ellos la misericordia, la compasión, la esperanza, la denuncia y la búsqueda de soluciones viables, con actitudes a veces de resistencia frente a tantos rechazos. Ninguna persona es ilegal. La justicia antes que la legalidad. La propia humanidad es la única que puede cambiar esta realidad, luchar por un mundo en donde la migración sea un derecho real y respetado. La migración refleja, por otra parte, las carencias de los regímenes políticos y económicos. El desprecio a la vida marca la agenda del Imperio. Las imágenes impactan a cualquier ser sensible y mínimamente consciente. Las diferentes rutas del éxodo humano tienen entre sus particularidades el común denominador del peligro y la muerte, el hambre, el racismo, las guerras, la trata, las mafias, … La violencia estructural, la marginación histórica y los proyectos neocoloniales y el neoliberalismo marcan las causas principales de una tragedia. También hay algunas voces en la Iglesia que denuncian esta situación: “No se trata solo de migrantes, nos dice el Papa Francisco en esta jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, se trata de nuestros miedos, de nuestra humanidad, … Nos interesamos también por nosotros, por todos; que cuidando de ellos, todos crecemos; que escuchándolos, también damos voz a esa parte de nosotros que quizás mantenemos escondida porque hoy no está bien vista†(papa Francisco),  “La emigración se arregla con la cultura del encuentro, no con muros ni cerrando puertas y ventanas†(Cardenal Osoro), «El derecho de los pobres a emigrar es más sagrado que el de los ricos a hacer turismo» (Arzobispo Santiago Agrelo). LA PALABRA DE DIOS Y EL PROYECTO DE JESúS NOS INTERPELAN No son pocos los cristianos del Sur de Europa los que hemos recibido una llamada para Evangelizar en la realidad del descarte, la exclusión, la periferia y, en concreto, en el reto que está suponiendo, en nuestro mundo, la realidad de la inmigración y los refugiados. La realidad está ahí y no es neutra. Se puede mirar de manera diferente y, según sean los ojos con que se mira, la percepción es distinta, el análisis, diferente y las conclusiones diversas y hasta contrapuestas. La Palabra de Dios y el Proyecto de Jesús nos interpelan, como cristianos. Mirar para otro lado, cruzar las manos, guardar silencio… es una traición al Evangelio y a la propuesta del Dios de la Vida, manifestada en su Hijo Jesús. Una de las primeras intervenciones de Dios en la historia de la salvación es precisamente el reclamo a Caín: “¿Dónde está tu hermano?†(Gén 4,9). Es una llamada para construir el Reino de Dios, para hacer realidad el proyecto de amor y fraternidad que Dios Padre tiene para nuestro mundo. Se trata de devolver la dignidad de hijos e hijas de Dios a todas estas personas. Hoy, especialmente, clama al cielo lo que está ocurriendo en las fronteras del Sur de España (Marruecos), en Melilla, y en Ceuta, con inmigrantes y refugiados. Con ese monstruo vigilante, lleno de púas y concertinas que separa, humilla, hierre y mata. Esta realidad, a muchos nos interpela y nos invita a buscar, en actitud de discernimiento, cuál es la voluntad de Dios para nosotros en cada situación concreta. Hemos de escuchar la llamada de Dios en cada contexto y responder al profundo deseo de Dios, silenciado en medio del ruido del mundo y desviado por intereses políticos y económicos. De nuevo, el punto clave es el discernimiento del que tanto nos habla, últimamente, el Papa Francisco, que nos posibilite responder a esta realidad social de exclusión desde lo más urgente, oportuno y eficaz, como diría el P. Claret. Para nosotros, el criterio fundamental de discernimiento es el Proyecto de Jesús, el Reino, contextualizado en cada coyuntura histórica. José Antonio Benítez Pineda, Cmf Misionero claretiano Colaborador con la Delegación de Migraciones de Málaga