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Semblanza del sacerdote José Durán Águila

José Durán Águila // S. FENOSA
Publicado: 29/08/2024: 1129

Semblanza pronunciada por el sacerdote Antonio Aguilera Cabello en la misa exequial del sacerdote José Durán Águila, fallecido el 28 de agosto de 2024, a los 94 años de edad.

29-agosto-2024

05-06-1930  /  + 28-08-2024

A sus 94 años de edad, ayer el Señor llamó a vivir definitivamente junto a sí a nuestro muy querido hermano sacerdote Pepe Durán Águila. Con el Señor, con quien tanto ha hablado y de quien tanto ha hablado siempre a los demás, con sus palabras y sus obras, seguro que ahora vive una entrañable cercanía. 

Ayer era la fiesta precisamente de un gran santo, san Agustín. De él recordaremos muchas cosas y muchas expresiones suyas, pero hay dos que Pepe Durán ha hecho muy reales en sí mismo, me refiero a cuando san Agustín decía: “Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. 

Y la otra: “Ama y haz lo que quieras: si callas, calla por amor; si gritas, grita por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor. Exista dentro de ti la raíz de la caridad; de dicha raíz no puede brotar sino el bien”.

Pepe Durán, siempre inquieto, hasta que ya vive descansando en el Señor.

Pepe Durán, siempre amando, con palabras y obras, que hemos de insistir.

Raíces

José Durán Águila nació el 5-junio-1930 en Archidona, el precioso pueblo a los pies de la ermita de la Santísima Virgen de Gracia. Hijo de Antonio Durán y Ana María Águila. Sus padres, su hermano Francisco (médico, + 2002) y él vivieron en la calle Nueva; siendo su padre albañil, luego contratista y también alcalde de su pueblo.

Niño de unos 10 años, ingresó en nuestro Semanario de Málaga, donde hizo sus estudios sacerdotales con excelentes resultados académicos siempre y con una vida de cordialidad y muy buena convivencia con todos sus compañeros. Con 24 años, el 12-junio-1954 fue ordenado sacerdote en nuestra Catedral

Servicio sacerdotal

Recién ordenado sacerdote fue nombrado Formador en el Seminario Menor. Poco después, Vicario parroquial de Archidona, y posteriormente con la misma misión en la parroquia de San Patricio de Málaga. 

De 1956 a 1962 fue Director Espiritual en el Seminario Menor, donde algunos de nosotros disfrutamos su cariño y sus desvelos por orientarnos bien en los primeros pasos de nuestra vocación.

Momento nuevo, y muy especial, fue cuando marchó como misionero a Venezuela, junto con otros dos compañeros: José García Rosado y José Pulido Ropero. Cuenta así José García Rosado aquella ocasión:

“El 20 de agosto de 1961, a las cinco de la tarde, nos encontrábamos en el aeropuerto de Málaga rodeados de nuestros familiares, de los obispos D. Ángel Herrera y D. Emilio Benavent y de nuestros queridos seminaristas, a los que con tanto cariño estábamos cuidando en nuestro Seminario. […] Llegamos a Venezuela el 21, donde nos esperaba don Alberto Planas. Con él íbamos a formar parte en el Seminario de Cumaná. […] El día 26 ya estábamos en la tarea y en ella, José Durán, Director Espiritual de aquel Seminario.

El Obispo D. Ángel Herrera quería que los sacerdotes de Málaga en Venezuela hicieran voto de pobreza. Estos cuatro compañeros se reúnen en la capilla el 4 de octubre, día de san Francisco de Asís, y hacen su particular voto de pobreza”.

Conociendo los años posteriores de Pepe Durán, sabemos que aquel “voto particular de pobreza” le caló muy hondo y supo vivirlo siempre: buen ejemplo de ello nos ha dado.

Por motivos de salud tuvo él que dejar Venezuela y regresar a Málaga (abril de 1962), pero ya –como ha ocurrido a los sacerdotes que fueron a la misión de Cumaná- él volvió enriquecido y contento. Con estas palabras lo expresaba: 

“Fue un tiempo muy positivo, porque me hizo ver las realidades sociales y religiosas que no conocía y me ayudó a tomar una actitud crítica, en el buen sentido, hacia maneras de pensar y de actuar en el plano humano y religioso, entiendo como pauta y referencia para ello el Evangelio, la persona y el mensaje de Jesús”. (Cf libro de L. Orellana: Cincuenta años de cooperación entre la diócesis de Málaga y Venezuela, pgs 40ss).

Retomado su servicio pastoral en Málaga, fue párroco de Cartaojal y profesor en Antequera en el colegio Ntra. Sa. del Loreto (1967-1968); párroco luego en Vva. de Algaidas y la Parrilla (1968-1980); y párroco en Guaro (1980-1987).

Muchas cosas buenas se recuerdan de él en estos lugares: misión religiosa muy bien llevada y acciones sociales propias de la época: tiempo de cooperativas; y vivencia de pobreza y al servicio de los pobres: en Guaro, viviendo de su trabajo manual (taller de radio, tv, lavadoras, frigoríficos…), quienes podían le pagaban los gastos y a quienes no podían solía él decirles:  “Me pagas con un huevo frito y unas papas”, y eso le era más que suficiente.

En años posteriores su misión pastoral oficial fue colaborador en las parroquias de El Salvador (1990-…) y en la de San Vicente de Paúl (2000-...).

Y siempre muy cercano a la gente: parroquias, Comunidades Cristianas Populares, FRATER (Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad) y, finalmente, con Emaús. Servidor nato donde quiera que lo han buscado.

Vivencias muy hondas: hombre de Dios, servidor, pobreza, cariño

Hombre de Dios y, por ello, hombre feliz que contagiaba felicidad, fiel a Jesucristo y su evangelio, y sacerdote ejemplar.

Vivencia de servidor, muy destacada en Pepe: coherencia de vida; muy consecuente entre lo que pensaba, lo que predicaba y lo que vivía. En esto ha sido siempre un muy buen testigo para muchas personas.

Vivir con lo imprescindible, en pobreza, según vivió el Señor, otro de sus muy buenos testimonios. Su patrimonio: 

  • Vivienda pequeña en el Puerto de la Torre: desde 2017, que entró en el Buen Samaritano, cedida para personas que la necesitaban y testamentada para tal uso a Cáritas.
  • Sus ahorros: ingreso mínimo de cada mes, donado para instituciones benéficas.

Y… un cariño siempre muy sincero y muy expresado para su familia de sangre y para todos nosotros, su familia de fe, la iglesia.

Familia de sangre y familia de fe que ahora damos las gracias a todas las personas que han querido a Pepe Durán, que lo han atendido y a quienes, finalmente, lo han cuidado en esta casa en que ahora nos encontramos. Me atrevo a decir que, en nombre de Pepe, ¡gracias a todos!

Descanse en paz Pepe, hombre de Dios, sacerdote ejemplar y hermano.

Descanse en paz en los brazos del Padre Dios, y junto con todos los hermanos que allí tenemos.

Antonio Aguilera Cabello

29 de agosto de 2024

 

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