DiócesisHomilías Visita de la madre general de las Hermanitas de los Pobres (Residencia de las Hermanitas-Málaga) Fachada de la residencia de las Hermanitas de los Pobres en Málaga Publicado: 13/10/2023: 8604 Homilía de Mons. Jesús Catalá con motivo de la visita de la madre general de las Hermanitas de los Pobres durante la Eucaristía celebrada en la Residencia de las Hermanitas de los Pobres en Málaga. VISITA DE LA MADRE GENERAL DE LAS HERMANITAS DE LOS POBRES (Residencia de las Hermanitas-Málaga, 13 octubre 2023) Lecturas: Jl 1, 13-15; 2, 1-2; Sal 9, 2-3.6.16.8-9; Lc 11, 15-26. 1.- Nos alegramos de la visita de la Madre general de las Hermanitas de los Pobres y damos gracias a Dios por ello. Éste es el motivo de la presente celebración. Queridas Hermanitas, vosotras encarnáis el carisma de vuestra fundadora, santa Juana Jugan, nacida en octubre de 1792 en Cancale (Ille-et-Vilaine-Francia), fallecida en 1879 y canonizada por el papa Benedicto XVI en 2009. Unos días después tuvimos en nuestra Catedral la acción de gracias. Agradecemos a Dios vuestra presencia en nuestra Diócesis como un regalo del Señor, como fue la vida de Juana Jugan un regalo para la Iglesia. Juana fue descubriendo su vocación poco a poco desde niña y descubriendo en cada momento la voluntad de Dios; como decía ella: “El Señor me quiere para sí”; pero la llamada del Señor se concretaba cada día. Nadie sabemos lo que no pedirá el Señor en el futuro; sabemos lo que nos pide hoy; y siendo fieles a lo que nos pide cada día, el Señor nos va llegando de su mano para cumplir su voluntad a lo largo de toda nuestra vida. Su contacto con personas pobres le hará estar atenta a las necesidades de los demás (ancianos y enfermos), que la llevarán a ofrecer su vida a los pobres. Desde ahí comienza una dinámica de fidelidad al Señor, tras haber visto con la luz de la fe la presencia de Cristo escondida en el pobre. 2.- Día de ira del Señor En las lecturas bíblicas de hoy el profeta Joel exhorta al pueblo de Israel a hacer duelo (cf. Jl 1, 13), ayunar y convocar la asamblea (cf. Jl 1, 14). La razón es que no hay en el templo ofrendas y libaciones (cf. Jl 1, 13); el pueblo no se comporta como Dios quiere. El profeta, hombre de Dios, denuncia la actitud del pueblo y le dice que no está adorando al verdadero Dios. Se acerca el Día del Señor como ruina arrolladora (cf. Jl 1, 15); será un «día de oscuridad (…) como nunca lo hubo ni lo habrá» (Jl 2, 2). A la luz de la fidelidad de vuestra Fundadora a la voluntad de Dios, podemos preguntarnos cómo descubrir cada día la voluntad de Dios para llevarla a cabo, sin entretenernos con nuestras cosas o buscando otros objetivos y deseos. 3.- El Señor juzga el orbe con justicia Dice el Salmo: «Dios está sentado por siempre en el trono que ha colocado para juzgar. Él juzgará el orbe con justicia y regirá las naciones con rectitud» (Sal 9, 8-9). Dios puede reprendernos y ayudarnos a volver al buen camino para re-encontrarnos con Él. Le damos gracias de todo corazón y proclamamos sus maravillas, aunque nos reprenda y exhorte (cf. Sal 9, 6). Podemos alegrarnos y exultar con el Señor, darle gracias de todo corazón, proclamando sus maravillas (cf. Sal 9, 2); tocando en honor de su nombre (cf. Sal 9, 3), porque nos lo regala todo: la vida natural, la vida sobrenatural en el bautismo, la fe; y tantas cosas; somos deudores a este Dios que nos ama. Nosotros le correspondemos con acción de gracias. 4.- Curación de endemoniados Según el evangelio, cuando Jesús curó unos endemoniados, algunos dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios» (Lc 11, 15). Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina» (Lc 11, 17). «Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino?» (Lc 11, 18). «Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces» (Lc 11, 19). A veces criticamos y nos quejamos del Señor porque no salen las cosas como deseamos; o porque vemos las cosas con nuestra mirada corta y no desde la perspectiva de Dios. Hemos de ponernos en sus manos para ser instrumentos suyos, y que Él se sirva de nosotros como mejor le plazca para hacer el bien. 5.- Presencia del Reino de Dios Jesucristo es la presencia del rostro misericordioso del Padre (cf. Francisco, Misericordiae vultus, 1); es el revelador del Padre. Conocemos a Dios-Trino gracias a Jesús, que nos lo ha revelado. La presencia de Dios es muy importante en nuestra vida. Jesús respondió a sus interlocutores, que le acusaban de curar endemoniados por arte del diablo: «Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros» (Lc 11, 20). Si la Iglesia, en nombre de Cristo, perdona pecados, bautiza, celebra la eucaristía, evangeliza y expulsa demonios, es que el reino de Dios ha llegado a nosotros. Y, además, si nosotros podemos hacer actos de amor: acoger enfermos, atender pobres, cuidar ancianos, es que el reino de Dios ha llegado a nosotros. Demos gracias a Dios, porque cada uno de nosotros podemos ser instrumentos de la llegado del reino entre los hombres. Siendo discípulos de Cristo y haciéndolo presente, haremos presente el reino de Dios. 5.- Carisma de las Hermanitas Vuestro carisma, queridas Hermanitas de los Pobres, es muy actual. ¡Que el Señor os conceda vivirlo como vuestra fundadora, con la misma actitud de humildad, desprendimiento y sencillez! Damos gracias a Dios por el carisma de vuestra fundadora; y damos gracias a Dios por la permanencia de este carisma entre nosotros. Acoged el carisma que Dios os ha regalado para ayudar a los demás a redescubrir a Cristo en los otros (enfermos, ancianos, pobres). Pedimos la intercesión de la Virgen, nuestra Madre, y la de Santa Juana Jugan; ambas supieron ser humildes, sencillas y pobres, esperándolo todo de Dios. ¡Que ellas nos ayuden a vivir así! Amén. 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