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Yunquera celebra el Corpus Christi en el jueves que reluce más que el sol

Publicado: 06/06/2022: 25460

Santísimo

La localidad de Yunquera celebra la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo con una serie de cultos en la parroquia, durante todo el mes de junio.

El jueves 16 de junio, fiesta local, la Solemne Eucaristía del Corpus Christi da comienzo a las 18.00 horas y, a continuación, tiene lugar la procesión con el Santísimo Sacramento por el recorrido habitual. Yunquera recupera, tras dos años sin procesión eucarística por las calles, una de sus grandes fiestas, en la que el pueblo entero se viste de gala adornando sus calles con flores que forman mosaicos eucarísticos. Los vecinos preparan, con entusiasmo las pancartas con diferentes frases alusivas a la Eucaristía y los altares donde hace parada la procesión con el Santísimo.

Actos previos

Los actos comenzaron el sábado 4 de junio, con el XIV Pregón del día del Corpus, a cargo del joven yunquerano Juan García Torres y la imposición de medallas a los nuevos hermanos el domingo 12 de junio. El lunes 13 de junio celebraron con los padres y niños que han recibido este año la primera comunión una reunión preparatoria para la procesión del Corpus; y el martes 14 de junio, el Santísimo Sacramento estará expuesto durante todo el día en la parroquia.

Historia del Corpus en Yunquera

José Antonio Doña del Río, desde la Venerable y Antigua Hermandad del Santísimo Sacramento de Yunquera, explica así la historia y tradición de esta fiesta en la localidad de Yunquera:

Esta celebración ha permanecido como algo intrínseco al ser yunquerano, un orgullo y una tradición señal de identidad del pueblo.

En el Día del Señor o día del Corpus Christi se saca por el pueblo en procesión a Jesús Sacramentado portado en la custodia por el señor párroco y bajo un palio que los cubre como Rey de reyes, portado por voluntarios del pueblo y devotos de este sacro misterio.

Aunque hoy lo porta el párroco en sus manos cubiertas por un humeral, lo cierto es que la actual custodia tiene unos anclajes en su base, probablemente debido a que antiguamente se llevaba sobre un trono o andas por las calles del pueblo.

Es costumbre colocar en las calles que van a ser visitadas por la procesión unos altares, popularmente llamados “mesas” por ser este el soporte base que los constituye. Estas mesas sustentan una imagen del Señor, normalmente una del Sagrado Corazón de Jesús, aunque y por motivos que se desconocen (otras devociones, no tener esta imagen, etc.), se dispone en las mismas una imagen de un San Rafael, alguna Virgen o un crucificado. Estas mesas están profusamente adornadas con flores y macetas de variado color, aunque sean el color rojo, amarillo y el blanco los que predominen, ya que se consideran “tradicionales de estas fechas”.

En cuanto a las calles estas se engalanan por los “cuatro costados” nunca mejor dicho. En las paredes se ponen ramas de chopo y otros arbustos. Las ventanas se adornan con macetas y las rejas se llenan de ramas de adelfas, helechos y flores de colores, sobre todo rojas. Por último en los balcones se cuelgan colchas de crochet sabiamente realizadas y mantones de manila, todas aquellas telas mejores tal y como se hacía en la antigüedad con los reyes y héroes para darles la bienvenida.

Sobre el suelo una base de helechos, juncos y otras hierbas aromáticas, como el almoradux que le da un aroma y crea una atmósfera tal que sublima el espíritu y lo acerca a la celebración que hacemos, incluso muchas veces se reparten al azar pétalos y florecillas del campo que le dan una tonalidad y colorido especial. En los últimos años, algunas calles como la calle Mesones y Calvario han tapizado con alfombra roja el centro de la calle, como corresponde a las altas dignidades, jalonando los laterales con hierbas aromáticas el paso que habrá de hacer la custodia, otras disponen dibujos alegóricos con diferentes materiales: arena, aserrín, etc., como la calle Virgen del Rosario, antigua calle Piojo.

En el aire, último lugar, se adorna con arcos de palmeras entre cuyas hojas se entremezclan flores: claveles, rosas, geranios, etc., sobre todo rojos. Estos arcos se unen y en su clave se dispone de un cartel de alabanzas al Santísimo Sacramento, en otros demandas de salud, de protección o bendición para los vecinos de la calle o del pueblo, enfermos, otros colectivos e incluso para los emigrantes, grupo todavía numeroso de yunqueranos y yunqueranas que, sin querer, se ven obligados a dejar su tierra para poder ganar dinero fuera. Se espera con deseos esta gran Llegada a las calles de Jesús presente de forma tangible y real en la Sagrada Forma y cuya venida nos anuncia el perfume del incienso, rica sustancia destinada sólo a Dios.

¡Y por fin llega!. La procesión iniciada por los ciriales y la cruz parroquial luciendo su manga festiva con el color litúrgico correspondiente, se adentra por las calles y, tras ellos, la Banda de Cornetas y Tambores Hermandad del Santisimo Sacramento de Yunquera, a continuación el estandarte sacramental de la Hermandad acompadado de 2 hermanas que portan canastillas: una con uvas y otra con las espigas, símbolos eucarísticos de este misterio. A continuación el palio de respeto con el Santísimo Sacramento acompañado de multitud de fieles.

Al pasar la procesión se para el cortejo en cada mesa y tras rezar una oración o decir unas frases con algúna meditación, se dispensa la bendición a los presentes, mientras se arrojan pétalos de flores por los niños de comunión sacados de sus canastillas que portan desde la parroquia, primorosamente arregladas y repletas de ellos.

El día antes o por la mañana temprano, ya que la procesión se desarrolla por la tarde como es tradicional, los yunqueranos se van al campo a recoger plantas aromáticas como el almoradux, helechos, etc., con los que adornar las calles por donde pasará la procesión, conformando una alfombra verde de varios centímetros, que llena el ambiente de agradables y frescas fragancias. Es la fiesta de los “seis sentidos”.

Se intenta, en el fondo, de conformar la idea de una Jerusalén celestial tal como nos la describe el Libro del Apocalipsis, de ahí la gran transformación que sufren nuestras calles, que parecen un vergel, un nuevo paraíso, para recibir al Señor, a Jesús Sacramentado, al Rey de Reyes, hecho presente y real en la hostia consagrada, acompañado de una cohorte de fieles que le alaba y da gracias por siempre.

La procesión finaliza como comenzó, con el incesante repicar de campanas. Destacar que en la plaza de la Constitución, en una enorme mesa que le esperan y donde una nube de pétalos de flores vuela airosa sobre la presencia de Jesús Sacramentado.

Destacar como parte entre las partes, que el Santísimo entra en todas las casas del pueblo por donde discurre la procesión y existen ancianos o enfermos que lo veneran y esperan con gran devoción. Asimismo, los enfermos de otras calles son dispuestos en sillas, a lo largo de algunas calles para ser bendecidos al paso del Señor. El sacerdote se acerca y da a besar el Cuerpo del Señor. ¡Es una estampa única!

Es costumbre entre algunas personas recoger una ramita de almoradux de cada altar una vez que ha pasado el Santísimo (¡ya está bendecido!) y con ellas realizan un ramo que conservarán e recuerdo todo el año en sus casas.

Diócesis Málaga

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