NoticiaBlanco sobre Negro Manuel Gámez: «El silencio es muy importante en la música» Manuel Gámez, junto al alcalde, Francisco de la Torre, y el presidente del Club de Amigos del MIMMA, Miguel Ángel Piédrola, en el homenaje recibido en El Buen Samaritano por los Publicado: 02/07/2019: 24369 Entrevista al sacerdote diocesano Manuel Gámez López, canónigo de la Santa Iglesia Catedral, nacido en 1927 en Fuengirola y ordenado en 1950. ¿A vivir se aprende? Sí. Los años te van enseñando, te van indicando y te van educando. ¿Y a ser sacerdote? Igual. Como todo en este mundo. ¿Dónde aprendiste más, en el Seminario o ya en la parroquia? Yo vida parroquial no he tenido. Cuando me ordené me dejaron en el Seminario de profesor de música. Hice después las oposiciones a la Catedral para maestro Capilla y he tenido poca práctica. ¿Cuál ha sido tu gran aportación a la diócesis de Málaga? Mi aportación es muy modesta. Si algo he hecho es la cuestión de la música que se llevó a cabo con gran ilusión, implantar las normas que San Pío X promulgó sobre la música sagrada. ¿Y la fundación de la Coral Santa María de la Victoria? Eso fue otra cosa que hice porque me daba pena que desapareciera en Málaga la Schola Cantorum y, con unos cuantos que habían sido alumnos de dicha escuela, hablé con ellos, se entusiasmaron y fundamos la coral Santa María de la Victoria. ¿La música es una forma de evangelizar? Yo creo que sí, y muy importante además. ¿En el cielo hay música? Dicen que en el cielo no haremos nada más que cantar. Esperamos ir entrenados para cantar en condiciones y como Dios manda. Dicen que María cantaría estupendamente… Hombre claro, no tendría más remedio. Nada más que tienes que ver que San Lucas recoge el cántico del Magníficat de la Virgen, ese canto maravilloso. No iba a cantar solo eso, cantaría algo más. Y lo haría muy bien cantado. ¿Cuál consideras que es el mayor desafío de nuestra Iglesia hoy en día? Que vivimos en una sociedad que ha renunciado a ser cristiana. Hay una apostasía general, y eso es grave. Pero tenemos que, con el esfuerzo y la gracia de Dios, hacer que nuevamente las personas vuelvan a vivir su fe cristiana con alegría y con gozo. ¿Y el mayor pecado con el que has tenido que lidiar? La soberbia, el orgullo, la vanagloria... ¿Quién es Jesucristo para ti? El todo. Mi vida no tendría razón sin la presencia de Jesucristo. ¿Qué cosas importan en la vida y qué no importa nada? Lo que importa es tener conciencia clara de que Dios nos quiere, de que Dios nos ama y de que, por muchos que sean nuestras faltas y pecados, Dios sigue amándonos y perdonándonos. Todo lo demás es secundario. ¿Qué le dirías a uno que se plantea ser cura? Lo animaría, le estimularía y le diría que experimentara lo que es la vida sacerdotal, de entrega, de amor a los demás y que eso le daría satisfacciones para llenar su vida de Dios. ¿Hemos venido a ser felices? Sí, está claro. Hemos venido para ser felices... ¿Y los problemas de la vida, el mal...? Está claro que el mal no vencerá al bien. El bien vencerá al mal. ¿Qué preguntas te sigues haciendo? Si merece la pena ser sacerdote. He tenido una temporadilla de oscuridad. Pero afortunadamente la oscuridad se disipó y apareció en el horizonte la presencia salvadora de Dios. ¿Qué ha sido lo más complicado de ser sacerdote? Mi vida ha sido muy sencilla, muy simple. Yo no he tenido complicaciones en mi vida sacerdotal. ¿Dónde encuentras la felicidad? En Dios. Si no se pudiera encontrar en Él, ¿dónde la iríamos a buscar? ¿Te preocupa cómo vive la gente? Mucho. Sobre todo me preocupa que vivan tan de espaldas a Dios. Que Dios no suponga nada para la mayoría de la gente y esto es una pena. ¿Qué es el tiempo? Es ese espacio que Dios nos da para que podamos ganar lo definitivo que es el cielo. ¿Te arrepientes de algo? De muchas cosas. Pero confío mucho en la misericordia de Dios. La soledad del cura ¿ha llegado a ser un calvario para ti? No porque no me he sentido nunca solo. Siempre acogido por Dios y por compañeros buenísimos que he tenido. Un olor que recuerdes Fácil, el del incienso en el que estamos invadidos cuando celebramos el culto al Señor. ¿Una flor? ¡Son tantas! Aquí tenemos un jardín de rosas digno de ver. Recién llegado al Buen Samaritano le dije a una persona: "mira qué maravillas hace Dios sencillamente para que nosotros la disfrutemos". La palabra más bonita del diccionario Amar y perdonar. El regalo más bonito que te ha hecho ser cura Sentirme muy amado y muy acogido por la gente. A estas alturas del partido, ¿volverías a ser cura? Sí. Indudablemente, sin lugar a dudas. No le encontraría a mi vida otra razón de ser más que ser sacerdote. ¿El Buen Samaritano es como otro Seminario? No, esto es una casa de acogida, muy bien estructurada, con muy buen ambiente y donde las personas mayores tenemos afortunadamente tiempo para relajarnos, convivir y la verdad es que es un privilegio vivir aquí. Tenéis hasta obispo en esta pequeña comunidad... Don Ramón, que es un encanto. Es la humildad personificada. ¿Echas de menos la actividad pastoral? Sí, se echa de menos. Yo que he tenido mucha actividad, de cofradías... lo echo de menos. De vez en cuando me doy una escapada y celebro Misa con ellos y ellos se ponen muy contentos cuando ven que voy. ¿Cómo llevas tu enfermedad? Tendría que llevarla con más paciencia y aceptando más generosamente el plan de Dios, pero a veces me cuesta mucho trabajo. ¿En qué te apoyas? No hay otro apoyo más que la cruz y pedirle al señor que tenga en cuenta nuestra vida y que todo lo que ahora padecemos lo vaya acopiando para después premiarnos en el cielo. El silencio es muy importante en la música Mucho, tanto como el sonido. ¿Y en la vida también? También. El silencio es fundamental en la vida y en toda actividad. Es lo que nos hace reflexionar, pensar... ser persona.