¿Qué significa para usted dirigir una publicación con tanta personalidad como 21?

- Supone el desafío de entroncar con una cadena, de religiosos de los Sagrados Corazones y laicos, que en 2018 cumple 100 años. Apostar por un periodismo de calidad en el ámbito religioso, cultural y social, haciéndonos eco de la llamada de Francisco a ser una Iglesia “en salida” y también convertirnos en un “atrio de los gentiles”, en expresión de Benedicto XVI, punto de encuentro entre creyentes y no creyentes. Es decir, estamos llamados a tender puentes de buena vecindad con el mundo y la cultura actual.

La comunicación católica, ¿tiene su público?

- En nuestra sociedad necesitamos estar comunicados, bien comunicados. Los católicos también, por supuesto. Pero no podemos aislarnos en nuestro ámbito específico. Vivimos en un mundo “en red”, donde todos estamos interconectados. Lo “católico”, lo “universal”, ha de enlazarse con otros caminos y posibilidades, sin renunciar nunca a lo genuino que es vivir el Evangelio de Jesús, acercándonos a los más excluidos, desde una apuesta seria por la justicia. Ahí se halla un público muy interesante, sin duda.

Una publicación que se completa con su versión en web, ¿adaptados a las nuevas tecnologías?

- Nuestra casi centenaria revista saltó a la red hace varios años. Vivimos una etapa en la que convive nuestra publicación mensual en papel y su presencia en internet (www.21rs.es), con diferentes entradas que se renuevan periódicamente y un grupo de blogueros que nos muestran lo mejor de la sociedad y de la Iglesia.

Ahora va a ser jefe de una gran plantilla, ¿cuáles piensa que deben ser las características del buen jefe?

- (Se ríe). Para mí el jefe del gran equipo de 21 es san Damián de Molokai. La vida de este misionero, entregado hasta el final e identificado con sus hermanos enfermos de lepra, supone el “libro de estilo” de nuestra revista y su auténtica inspiración. Las características del buen jefe las vemos en él: trabajador incansable, creador de unidad, innovador, capaz de potenciar lo mejor de cada uno, humilde y apasionado.

Escritor de muchísimas obras diversas con las que nos acerca a la vida de personas de altura en nuestra Iglesia (en la mayoría de los ocasiones acompañados de dibujos del maestro Fano), escritor de artículos... ¿el poder de la palabra en sus manos?

- ¡Qué va, qué va! Simplemente la ilusión de poner mi granito de arena a través de mis escritos, que tratan de realizar un servicio pastoral, que brotan de lo que voy viviendo, rezando y ahondando. Me encantan las metáforas y las imágenes para acercar a Dios a la gente de hoy. En esto, nuestro querido Fano es un inigualable artista.

En Málaga se le quiere mucho, ¿qué significa Málaga para usted?

- Siendo de Algodonales, Málaga es una provincia cercana, con Ronda casi al lado. Málaga es para mí la parroquia de Virgen del Camino y la parroquia de la Amargura. Es la Delegación Diocesana de Medios, pionera en España en una nueva manera de comunicar. Son también los 245 suscriptores de 21 en esta querida Diócesis. Es un lugar en el que me encantaría que me destinasen en alguna etapa de mi vida. Málaga es cultura y el arte de la fe que la dota de una singular belleza.