Jesús encargó a sus apóstoles: “Id y haced discípulos”. La Iglesia no tiene otra razón de ser ni otro programa: ser el ámbito donde cada persona pueda encontrarse con Jesucristo vivo y llegue a ser su discípulo. Muchos son los caminos que el Señor aprovecha para hacerse el encontradizo con todos. Pero la Iglesia diocesana no puede afrontar la responsabilidad global de su misión confiando solo en iniciativas providenciales de algunas personas o grupos. Cuando la Iglesia convoca a sus hijos y estos aceptan vivir en profundidad su vocación bautismal, uniéndose en un proceso permanente de formación y de vida cristiana, para asumir la responsabilidad de contagiar a otros la alegría de la fe e incidir en la transformación social según el Evangelio, en estrecha vinculación con las iniciativas y planes del pastor de una Diócesis…, a esto la Iglesia lo llama “Acción Católica”. A nuestras parroquias y a nuestra sociedad nos están haciendo mucha falta estos católicos en acción.