D. Manuel González fue un gran catequista y maestro de catequistas. De sus primeros años de sacerdote datan muchísimas anécdotas divertidas que contagian alegría y entusiasmo por el apostolado.

Una de sus preocupaciones más urgentes fue la formación cristiana de los niños y los obreros, facilitando no solo la catequesis sino también la apertura y adaptación de las parroquias a los horarios de los trabajadores. Él mismo se compromete con los que propone, siendo de los que abriría su iglesia a las 5 de la mañana, para estar en el confesionario dispuesto a atender a quien lo necesitara. Los “Ángeles de
la parroquia” fueron una de sus innovaciones e intuiciones para la época. Hoy día, lo métodos catequéticos han cambiado y las propuestas son diversas, aún así su obra sigue siendo un valioso material de consulta. Catequesis y liturgia tienen su firme punto de apoyo en la Eucaristía, por eso estos libros completan los escritos eucarísticos y sacerdotales de Don Manuel González: “La gracia en la educación o el arte de educar con gracia”, “Artes para ser apóstol”, “Apostolados menudos”, “Arte y liturgia”, “¡Si viviéramos nuestras Misas!”y “Decenario al Espíritu Santo”.