NoticiaEntrevistas Pepe Ballesteros: «El Sagrado Corazón ha sido siempre el centro de mi casa» Ballesteros junto a la imagen del Sagrado Corazón · Autor: S. FENOSA Publicado: 03/06/2016: 27199 El de José Ballesteros (Málaga, 1942) es uno de esos miles de hogares malagueños presididos por una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. «Me lo regalaron hace 49 años en vísperas de mi matrimonio –recuerda–. Fue lo primero que entró en mi casa y desde entonces ha sido su centro». ¿Cuándo comenzó su devoción al Sagrado Corazón de Jesús? Crecí en el barrio de la Victoria, cerca de la iglesia de Santiago, donde había una imagen enorme del Sagrado Corazón. Siendo adolescente, me impresionaba no sólo por su tamaño, sino porque me llenaba de paz ver ese rostro y ese corazón abierto, lleno de perdón hacia nosotros. Pasaron los años y, un día, vino a buscarme José Lapeira, dueño de la famosa fábrica de latas, para pedirme que le ayudara a montar el trono y a sacar la procesión del Sagrado Corazón de la iglesia de los jesuitas y así lo hice varios años. Un año antes de casarme, vino un hermano de mi cofradía (la Sentencia) a ver la casa y me trajo la imagen. Fue lo primero que entró en el piso, antes que ningún mueble. Y, desde entonces, es el centro de mi hogar. Lo tengo entronizado en mi casa y en mi corazón. ¿Les ha ayudado en su matrimonio? Si no fuera por Él, no estaríamos juntos después de 48 años casados y 9 de novios. Mi matrimonio es una obra inmensa que ha hecho Él. Nos casamos dos, pero de la iglesia salimos tres, porque Él siempre ha estado en medio. Lo hemos pasado muy mal: muchas enfermedades, muchas penalidades, pero después de pasar noches enteras rezando aquí, en el salón, hemos encontrado la paz que Él nos trae. Muchos ven en las imágenes simples trozos de madera o escayola. Yo digo siempre que yo encontré a Jesucristo vivo y resucitado gracias a mi cofradía; gracias a mi Cristo de la Sentencia y a mi Virgen del Rosario, que he considerado siempre mi padre y mi madre. También pertenezco al Camino Neocatecumental desde hace 30 años, y ahí he renovado mi bautismo y redescubierto mi fe adulta. Pero nunca olvidaré cuando mi hijo pequeño estaba enfermo de meningitis y pasaba noches enteras, a su lado, dándole suero cada cinco minutos. Un día lo cogí en brazos, lo llevé a la iglesia, lo puse delante del Cristo de la Sentencia y le dije: «tú me lo diste, aquí lo tienes»; y el niño sobrevivió. Por eso me rebelo cuando algunos hablan mal de las imágenes. Representan a Jesús y a María que están vivos, ¡no están muertos! Por eso, el Sagrado Corazón, representa al que está vivo y resucitado y te da lo mejor que tiene: su corazón. ¡Él ha muerto por ti, por mí y por todo el mundo! ¿Qué le pide hoy al Sagrado Corazón? Ahora estoy recuperándome de una afección muy grave en el pie a causa del azúcar. Mi mujer sigue delicada del corazón... Han sido muchas operaciones, muchos meses de ambos en el hospital, y Él ha sido mi auxilio, como reza el Salmo 120: «Levanto mis ojos a los montes, ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor que hizo el cielo y la tierra». Yo he estado muchos meses en el sanatorio rezando y cuando levantaba mis ojos, veía siempre en mi cabecero una imagen de Cristo. Me he sentido muy acompañado por Él y por mi comunidad, que no me ha dejado nunca. ¿Le ha ayudado a encontrar sentido a su sufrimiento? Totalmente. Todo lo que he padecido, Él me lo recompensa: «bienaventurados los que lloran, porque serán consolados». Él perdona mis pecados, que han sido muchos: soy un orgulloso y un falso. Tengo paz, porque a pesar de ello sé que me voy a encontrar con Él, que me tiene un sitio guardado; y con mi Madre, que me va a arropar.