NoticiaEntrevistas Manuel García del Río: «Doy gracias a Dios, todas las mañanas, por la vida» El Doctor Manuel García del Río, en el Colegio de Médicos Publicado: 25/05/2016: 19842 Manuel García del Río (Los Barrios, Cádiz, 1939), padre de 10 hijos, ha dedicado su vida profesional a la pediatría y la neonatología. “Bioética neonatal y pediátrica” es el título de la conferencia que impartió recientemente en el Aula Arrupe. ¿Qué es la neonatología? Es una rama de la pediatría que se refiere a los niños recién nacidos y en los primeros 28 días de vida fuera del útero materno. Doctor, si científicamente se tiene tan claro cuándo comienza la vida, ¿por qué existe tanto debate sobre ello? Científicamente está clarísimo. Una vez que se une un óvulo con el espermatozoide, hay vida. Pero es más, yo soy partidario de la existencia de un código genético divino, que es el que empuja a ese óculo y ese esperma concretos a unirse. Soy consciente de que esto le suena muy mal a mucha gente, pero yo estoy convencido de ello. Toda una vida dedicada a la defensa de la vida, como profesional de la medicina y como padre de 10 hijos. Mis hijos y mi esposa han sido una verdadera bendición de Dios. Y, en mi profesión, siempre he tenido claro que nuestro objetivo era la defensa de la vida y la promoción de la salud de los recién nacidos; basándonos en los conocimientos médicos del momento y reconociendo la dignidad humana de todo recién nacido, que debe ser atendido siempre, sea cual sea su edad gestacional y su situación clínica. Los primeros días del recién nacido son la alegría mayúscula de los padres que lo esperaban, ¿no es siempre así? No siempre, pues no debemos olvidar que el viaje más complicado que hacemos en nuestra vida es el parto, y no siempre nacen los niños como los padres lo imaginaban, pese a todos los adelantos técnicos y todas las ecografías en 3 y 4 dimensiones. El nacimiento de un hijo es siempre un momento de celebración y de fiesta, pero no siempre ocurre como se espera. Ahí es donde tenemos que tener que tener mucho cuidado, tanto en la atención de los niños, como en la de los padres, siendo para ellos un apoyo real. Seguro que usted recuerda a algunos padres por fortaleza y la fe con la que han llevado las dificultades en los primeros días de vida de su hijo. Son muchos los casos que recuerdo, pero destacaría a una familia, ella con 19 años, cuyo primer hijo nació con espina bífida, en una época en la que los avances no eran los de hoy. Un testimonio impresionante de fuerza, cariño y fe ante las complicaciones diarias que vivían. Tanto en “Laudato si´” como en “Amoris laetitia”, el papa Francisco nos habla de la defensa de la vida. Este Papa es muy social, llega mucho a las masas. Al médico le ha venido muy bien, porque dice la verdad, desde la vida. Habla del amor, la caridad, la misericordia. En la medicina hay dos facetas: la científica y la humana. El médico que no muestras las dos, sabrá mucho de medicina, pero al enfermo no le llegará. Si no somos capaces de dar dos caricias al señor mayor que se está muriendo, o no atendemos a la familia que está perdiendo a un familiar… mal vamos. El papa Francisco presenta con claridad ese lado humano y nos habla de la acogida y el conmoverse ante los demás. ¿Qué piensa usted de tanto como se habla de que lo importante es la calidad de vida del paciente? Al recién nacido hay que tratarlo como a un ser humano. Nuestro objetivo es atender al niño y disminuir las complicaciones que puedan surgir en los que nacen con pocas semanas de gestación. Sin caer en la hostigación terapéutica (lo que antes se conocía como enseñamiento terapéutico), ni en la supresión de tratamientos para no correr el riesgo de asumir las secuelas posteriores. Ésos son los dos extremos que hay que tener claros. En neonatología, los que defienden que las posibles secuelas son motivo para dejar morir a esos niños, se agarran al argumento de que no van a tener calidad de vida pero, ¿quiénes somos nosotros para decir qué calidad de vida va a tener nadie? Además, no se puede considerar como sinónimo de vida infeliz una secuela física o psíquica. ¿Cuántas personas hay con problemas físicos o psíquicos y muy felices? ¿Nosotros quiénes somos para decir que eso no es calidad de vida, qué es calidad de vida? Para usted, la vida es… … un don de Dios y yo no soy nadie para utilizarla ni interferir en ella, ni al principio, ni al final. Como cristiano que soy, le doy gracias a Dios por la vida, por tener un día más para poder adorarlo y un día menos que me falta para verlo.