El relato comienza cuando Caolindo Tormes se despierta siendo padre, y se dirige a inscribir a su hija en el Registro. Patronimia de Salamanca, la madre de la pequeña, tiene claro el nombre que debe imponérsele. Pero lo que nunca podría haber imaginado el bueno de Caolindo es que ese trámite administrativo, tan sencillo, pudiera convertirse en el artífice de las peripecias y enigmáticos sucesos que rodearán su existencia, la de su familia y sus muchos conocidos: el matachín, el viejo notario y la misteriosa carta, la joven profesora experta en temas medioambientales, Salva y sus amigos...Y en medio de todo: el río Tormes prestando su nombre, deshaciendo entuertos... Pero, ¡he aquí la incógnita! ¿Es Caolindo un personaje real? Una divertida novela, escrita con humor e ingenio, que lanza un guiño a la ficción y la realidad.

Esta obra dirigida a jóvenes y adultos y editada por la Librería Cervantes (Salamanca), puede adquirirse en Málaga en Librería Renacer, en calle Granada, 45 (952 22 46 37) por tan sólo 8,95 euros.

Isabel Orellana Vilches (Ejulve, Teruel. 1951) reside desde hace años en Málaga. Es doctora en Filosofía por la Universidad Autónoma de Barcelona y su tesis versó sobre Realismo y progreso científico en la epistemología popperiana. Ha cursado estudios de teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Es miembro de la Fundación Fernando Rielo y ha sido Delegada de la misma en Santiago de Compostela, Zaragoza, Salamanca y Valladolid, misión que continúa ostentando en Málaga. Es miembro de Pastoral Universitaria de la Diócesis malacitana y está implicada en otras acciones dentro de la misma.

Cuenta con una larga treintena de publicaciones científicas y literarias. Autora de relatos como Ha nacido Morrete! Un gato para el año 2000. Veinte cuentos de valores; El lugar donde residen los sueños. Diez cuentos de valores; El peregrino de las estrellas y otros relatos. En defensa de la solidaridad, la tolerancia y los derechos humanos; Las flores cautivas y La rana charra. El "corazón" de las piedras.

Para Ana María Medina, periodista de la delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis, éste es su primer trabajo como ilustradora y reconoce que «ha sido todo un reto poner imagen a una historia tan tierna y divertida».