Al comenzar el curso, todos los católicos que participan en la educación de niños y jóvenes reciben, como un impulso, el envío del Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá. La delegada diocesana de Enseñanza, Carmen Velasco, explica que «esta convocatoria parte del concepto de “educación integral” que defendemos: en el mundo de la educación no se puede separar la enseñanza de la educación porque la persona es una». Para esta teresiana, «el mundo de la educación es un lugar "privilegiado" en el que laicos y religiosos hacemos presente el Reino de Dios en la educación y la cultura. El papa Francisco habla del "pacto familia - escuela" como clave del cambio educativo que las sociedades necesitan, y ese pacto incluye a todos: padres, profesores, personal de administración y servicios, monitores... ¿O es que no educa y enseña el monitor de comedor, el entrenador de baloncesto, o el maestro de educación infantil? ¿Sólo el que enseña Matemáticas, o Lengua, o Física, o Ciencias Sociales?»

¿Y qué efectos tiene este envío? «Ser conscientes de que somos enviados al mundo de la educación como bautizados, no solo como “profesionales muy preparados”», aclara.

Los profesores de Religión Católica reciben además, al comenzar cada curso, la missio canónica, que «hace posible ser profesor de Religión y Moral Católica al ser una enseñanza confesional; no se trata sólo de estar capacitados pedagógicamente sino también de ser miembros activos de la Iglesia, cada uno con sus compromisos y opción de vida», detalla Velasco.

Desde la Delegación se hace extensiva la invitación a participar a todos aquellos que se sientan parte del mundo de la educación. En Melilla, parte de la Diócesis, el grupo de profesores cristianos celebró su envío el pasado 30 de septiembre.