La Vigilia Pascual celebra la resurrección de Jesús que nos invita a entrar en una experiencia transformadora de encuentro con Cristo. En esta Noche Santa la Iglesia aguarda el triunfo de la vida sobre la muerte, y la actualiza con los sacramentos pascuales, pues somos ya criaturas nuevas por el bautismo.

“Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe” (1 Cor 15,14). Toda la vida de Jesús está dirigida a la entrega hasta la muerte y a la aprobación de su vida en la mañana de Pascua. De la experiencia de la resurrección nace la fe como acogida y testimonio.

Quien conoce a Jesús y se acerca a Él, quien mantiene la amistad personal con Él, y quien cree firmemente en Él puede ya experimentar el dinamismo de la resurrección y de la nueva vida.

Sí, la Pascua es un anuncio de esperanza. Es el tiempo sacramental por excelencia. El Resucitado se acerca a nosotros y nos comunica su misma vida.

¡No tengamos miedo! Jesús, a quien buscaban las mujeres, ¡ha resucitado! Irrumpe entre nosotros con una renovada invitación: Ir a Galilea. Allí lo veremos. Ya podemos vivir como Él. Necesitamos retomar el camino para encontrarnos con Jesús Resucitado. Renovemos en este tiempo que somos criaturas nuevas, nacidas y renacidas de una llamada de amor gratuita. Jesús, Tú eres la Resurrección y la Vida. Es tiempo de acoger y testimoniar este encuentro con el Resucitado.