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«Intocable», una comedia humana

Publicado: 11/03/2012: 1918

Gran proveedor de frases que además desvelan el carácter francés, Jean Cocteau aconsejaba: «si algo le resulta incomprensible, diga que es idea suya». Intocable, estrenado en España sin estrellas, apenas la cuarta película de un dúo que no había logrado hasta ahora un éxito de público, ronda en Francia los 20 millones de entradas vendidas.

¿Cómo se explica un fenómeno inexplicable? ¿La necesidad de buenos sentimientos en época de crisis o la reunión de un negro –perdón, un black- y un inválido –perdón, un minusválido?  En Inglaterra, donde el filme también funciona, los disturbios de Tottenham sirvieron de base al artículo del Guardian, centrado en los suburbios y sus conflictos. En Estados Unidos –estreno, el 25 de mayo-, ya en las numerosas proyecciones organizadas por Weinstein, ese todopoderoso al que se debe en gran parte el Oscar de The Artist, el tema sería las relaciones interraciales.

O sea que, igual que en el caso de The Artist, cuyo director penó para convencer financieros de rodar un filme mudo en blanco y negro y ahora, tras el Oscar, parece que nada es más evidente, el éxito de Intocable suscita la que se podría llamar reacción Cocteau. Pero Nakache y Eric Toledano, los realizadores, recuerdan el escepticismo que acogía el proyecto: "¿un negro pobre y un inválido rico? ¿Una comedia?".  Ellos eran los únicos convencidos. Porque la vida suele ser simple: les bastó leer Le Second souffle (Bayard), el libro en el que Philippe Pozzo di Borgo cuenta su relación de diez años con Abdel Sellou.

El guión naturalmente añadió y quitó; los intérpretes pasaron un "casting" complicado, al que incluso colaboró di Borgo. Pero "las modificaciones no alteraron ese hecho fundamental de una relación humana que supera diferencias y va más allá de lo que indican las convenciones".  En septiembre pasado, a mes y medio del estreno, Nakache y Toledano llevaron la primera copia a Marruecos, donde reside ahora Pozzo di Borgo (no lejos de donde habita Sellou: ambos se casaron con sendas marroquíes y se instalaron casi al mismo tiempo) y la proyectaron contra una pared de la casa.

En Le Figaro, Pozzo di Borgo contó su emoción y la de sus próximos, "ese raro equilibro entre risas y lágrimas". Exactamente lo mismo que dirían más tarde los espectadores. Poco después, invitados a la fiesta sorpresa que le hacían a di Borgo por su cumpleaños, Nakache y Toledano encontraron allí a Sellou. "Abdel, que ya no trabaja para di Borgo, de vez en cuando se le acercaba para arreglarle el pañuelo que llevaba al cuello, cambiar de posición la sombrilla, protegerle las manos. Eran gestos inconscientes y aquello era, sobre todo, emocionante".

Otro realizador bendecido por un triunfo imprevisto, Dany Boon, el también protagonista de Bienvenidos al Norte habría apostado cuando vio Intocable, antes del estreno, que por lo menos haría 10 millones de entradas. Y, pronóstico confirmado, iba más allá: "el dato en común de los recientes éxitos del cine francés es que ninguno nace de una receta. Son proyectos artísticos y no maquinaciones comerciales. Hasta el punto de que han modificado la forma en la que la crítica, y jurados como el de los premios César, trataban a las comedias. Más aún: por primera vez se admite que hacer reír/llorar y vender entradas, no es incompatible con la calidad". Por su parte, los directores de Intocable admiten que "la película se nos escapó el mismo día del estreno, cuando las cifras se dispararon". 

Autor: Oscar Caballero

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