NoticiaCentro Superior Estudios Teológicos Horacio Llamas: «Desde que comencé a estudiar he cambiado de trabajo, me he casado, he tenido hijos... y Dios ha sido la constante» Horacio Llamas Segarra Publicado: 06/07/2023: 9357 CESET El viernes 7 de julio, tres alumnos de los Centros Teológicos se presentan al examen de Síntesis Teológica. Horacio Llamas Segarra, historiador, ya vivió este día pues fue uno de los alumnos que concluyó el Bachiller en Ciencias Religiosas en la última convocatoria. Así nos cuenta su experiencia. ¿Qué ha supuesto para ti concluir el Bachiller en Ciencias Religiosas? Me matriculé por primera vez en el curso 2009-2010. Para mí ha supuesto terminar una etapa muy importante dentro del camino de mi formación cristiana. Durante este tiempo ha habido muchos cambios: he cambiado de trabajo, me he casado, he tenido hijos, y Dios ha sido la constante en todo este proceso. Las Ciencias Religiosas han sido una etapa tremendamente satisfactoria, llena de experiencias y conocimientos que ahora me acompañan en mi camino diario. ¿Qué te animó a comenzar estos estudios? Vivimos en un mundo complejo y muchas veces, al hablar de Dios, encontraba limitaciones propias. Era capaz de expresar mi experiencia personal de fe, pero sin la profundidad suficiente como para que alguien ajeno a experiencias similares entendiera las razones de mi fe. Para mí siempre ha sido importante la formación, y estaba, en ese momento, en una etapa prolongada de desempleo. Tenía amigos que habían comenzado a estudiar Ciencias Religiosas unos años antes y decidí, entonces, emplear ese tiempo de inactividad en profundizar y acercarme más a conocer el gran misterio que es Dios. ¿Qué destacarías de este tiempo vivido? Quizá, lo que más destacaría es el sentido comunitario que tienen estos estudios. El grupo que se crea con el resto de compañeros y profesores es de gran unidad y cercanía. He tenido la suerte de poder coincidir con personas que provenían de realidades parroquiales y tenían experiencias de fe muy diferentes a las mías. En clase es habitual que cada uno aterrice lo aprendido en su vida personal y que exprese y haga partícipes a los demás de las dificultades o los logros que encuentra con cierta cuestión. Todo esto enriquece mucho los estudios y demuestra que, más allá de los méritos académicos que puedan suceder, son estudios de gran valor para nuestra vida de fe. ¿Lo recomiendas? Por supuesto que lo recomiendo. Las personas somos seres en constante aprendizaje y perfeccionamiento. Un universitario amplía su formación con uno o varios masters; un trabajador, con cursos de especialización o reciclaje; mejoramos nuestra salud con el deporte; nuestra comunicación con los idiomas; aprendemos toda la vida de nuestros padres y nuestros hijos nos enseñan a diario. Es lógico también entender nuestra formación en la fe como un proceso que debemos buscar e ir madurando.