NoticiaParroquias Bendición del Cristo de la Misericordia en San Miguel Publicado: 03/07/2015: 18498 El sábado 4 de julio, a las 20.00 horas, tuvo lugar en la parroquia de San Miguel de Miramar, en Málaga, la bendición de una nueva imagen de Cristo, bajo la advocación del Crucificado de la Misericordia. Es obra del escultor malagueño José María Ruiz Montes. El Cristo está realizado en madera de cedro policromada al óleo, con unas medidas generales de 2,10 cm. de longitud y 1,92 cm. de ancho. La cruz es de madera de cedro policromada con anilinas, con medidas 4,27 cm. de longitud y 2,30 cm. de ancho. Otros elementos, como el cartel del INRI y el ‘suppedaneum,’ están realizados igualmente en la misma madera de cedro. Posee, además, un nimbo, ejecutado en bronce en su color. El proceso de la obra se podría dividir en cuatro parte diferenciadas: Creación en el papel, creación en el barro, la madera y la policromía. El párroco, Fernando del Castillo, explica cómo surgió el encargo de esta imagen de Cristo: «Hace seis años comenzamos a pensar en este proyecto: tener una imagen de un Crucificado que suscitará la devoción de los feligreses. Encargamos este proyecto al escultor Jose Maria Ruiz Montes. Durante estos años hemos ido perfilando y madurando este proyecto que se ha hecho realidad en esta imagen del Cristo de la Misericordia. Hemos escogido este nombre por la proximidad al Año de la Misericordia que comenzará el 8 de diciembre, como expresión viva y testimonio perenne de la celebración del año Santo de la Misericordia; pero, sobre todo, por la mirada misericordiosa que transmite la imagen». En palabras del autor: «La imagen de un Crucificado siempre es una gran oportunidad de aprender disfrutando de la pura esencia de la ‘escultura’, donde deja latentes al descubierto las capacidades más profundas de un escultor, viéndose la altura del talento constructivo-compositivo, y fundamentalmente sumamente importante es la ‘anatomía’, donde se deja ver la sensibilidad del conocimiento del cuerpo humano en toda su belleza natural, a base de volúmenes potentes y a su vez entremezclado sutilezas imperceptibles, pero que son fundamentales para que la obra adquiera una plasticidad fuera de lo convencional, teniendo consigo lógicamente todo ello desde su inicios, un tiempo de elaboración considerable. Pero es indudable que para un escultor que a su vez es creyente, es una posibilidad para adentrarse más aún en profundidad y así alimentar el conocimiento y el alma sobre la teología a través del sacrificio de Jesucristo en la Cruz» El mensaje evangélico que representa la obra es en el instante en que Jesús dentro de las siete palabras en la Cruz, se dirige a San Juan y a su Madre: «Habiendo mirado Jesús a su Madre y el discípulo que Él amaba, el cual estaba allí, dice a su Madre, mujer ahí tienes a tu hijo, después dice al discípulo, ahí tienes a tu madre. Y desde este punto encargose de ella el discípulo, y la tuvo consigo en su casa», San Juan 19, 26-28. «Cristo nos entrega a su Madre y Juan nos representa a todos nosotros, toda la humanidad y simboliza así que María es la Madre de todos nosotros que también nos acoge en su infinita Misericordia», concluye el autor.