NoticiaConoce la Catedral Una palia de plata Publicado: 01/03/2024: 8107 En relación a las lecturas propias de este tiempo de Cuaresma en el que estamos inmersos, hemos escogido en esta ocasión una pieza del ajuar litúrgico catedralicio que tiene como referente al Cordero del que nos habla el profeta Jeremías (11, 18-20). El mismo figura en una palia que, contra toda costumbre, no está realizada en tela almidonada y bordada, sino repujada en plata, de labor muy antigua, sin punzón. Recordemos que hablamos de una pieza de respeto con la que se cubre el cáliz para preservarlo de cualquier elemento indeseado que pueda caer sobre el vino consagrado. Según los tratadistas, además de este uso puramente higiénico, la palia nos trae a la memoria aquel lienzo con el que se preservó el rostro de Jesús en el sepulcro y que, a decir de la tradición, se conserva en la Cámara Santa de Oviedo. Añadiremos en el caso del ejemplar de la Catedral que está habilitada para poder ser contorneado por un encaje, para semejarlo al común de estos objetos que, si en vez de ser cuadrangular presenta forma circular, se denomina hijuela. Como un manso cordero llevado al matadero prefiguró el profeta hijo de Hilcías a Cristo que, a semejanza de los que eran sacrificados y consumidos ritualmente por los judíos el día de la Pascua, se ofreció como víctima en expiación de los pecados de los hombres. En esta peculiar palia, el simbólico cordero descansa además sobre el libro de los siete sellos en alusión a la afirmación del Apocalipsis (5,7) que expresa que sólo el Cordero místico es digno de abrirlo y conocer así los tiempos y los misterios divinos. Alberto Palomo Archivo catedralicio