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Darío Mollá SJ: «Cualquier sufrimiento humano es una herida en nuestro corazón»

Darío Mollá SJ
Publicado: 13/11/2019: 16866

Darío Mollá SJ (Alcoy, 1949) ha sido provincial de los Jesuitas, responsable de obras educativas y sociales y de formación en la Compañía de Jesús. Su reflexión sobre acompañamiento y espiritualidad ignaciana le traen a las Jornadas de Pastoral Social y Cáritas de Málaga que se celebran este fin de semana.

“La espiritualidad en la acción social” es el título de su ponencia, pero en no pocas ocasiones entendemos estas dos facetas del cristiano de forma separada, como las Marta y María del evangelio…

Lamentablemente, así ha sido muchas veces, aunque tengo la impresión de que esa comprensión de espiritualidad y acción social como algo separado se va superando. En mi contacto con personas de Cáritas de muchas diócesis de España he constatado que la demanda de espiritualidad es muy notable. Mi ponencia intenta exponer cómo y por qué la acción social necesita espiritualidad, y también cómo y por qué la espiritualidad es ayudada por la acción social. El ejemplo evangélico de Marta y María muestra no dos figuras contradictorias o contrapuestas, sino complementarias. Cada una de ellas refleja aspectos distintos de un mismo amor por Jesús.

¿Qué herramientas en los Ejercicios de San Ignacio pueden ayudarnos en nuestro compromiso social?

Esto daría para otra ponencia… Por citar solo algunas, la constante contemplación de Cristo para san Ignacio es siempre el Cristo “pobre, humilde y en cruz”: esa contemplación tiende siempre a la comunión con Él en su entrega al Padre y a la humanidad en esa máxima pobreza que es la donación de uno mismo. Y, en segundo lugar, el discernimiento, que es una herramienta absolutamente necesaria para la acción social en un mundo y en una situación tan difícil y compleja como la que vivimos y para la que tenemos respuestas a veces tan débiles y limitadas. Un discernimiento que parte de una pregunta del P. Arrupe que quiero recuperar aquí: «es verdad que son muchos los problemas a los que nos enfrentamos; es verdad que, por nuestras fuerzas limitadas, es poco lo que podemos hacer, pero lo poco que podemos hacer, ¿lo hacemos todo?».

Trata, migración, adicciones y acompañamiento son algunos de los temas tratados en las jornadas… ¿qué ámbitos le interpelan más?

Todos son interpelantes, porque en todos hay personas que sufren, y sufren mucho, y cualquier forma de sufrimiento humano es una herida en nuestro corazón. En cada momento de la vida, te interpelan más las situaciones con las que estás en contacto: yo, actualmente, comparto vida y comunidad con personas de la cárcel valenciana de Picassent en situación de tercer grado penitenciario y, obviamente, sus vidas y sus sufrimientos son los que más inciden en mi día a día. Pero mirando en global me interpelan mucho las situaciones de esos menores expulsados de sus países por la pobreza o por la violencia y que van de país en país sin encontrar nunca un lugar seguro y cálido que les proporcione las condiciones mínimas que pide una vida humana en crecimiento y desarrollo. Porque a su sufrimiento presente se añade la imposibilidad de un futuro digno.

Cáritas advierte de un cansancio en la solidaridad. ¿Cómo podemos volver a ilusionarnos con la construcción del Reino?

Pienso, en primer, lugar, que el posible cansancio no se debe sólo a desilusión, sino que tiene una base objetiva en las dificultades que muchas personas (jóvenes y mayores) tienen para sobrevivir en el día a día y a los efectos psicológicos y vitales que esas dificultades generan en la vida de las personas. Más allá de eso, y entrando más en un terreno de espiritualidad, creo que es la experiencia viva del agradecimiento por los dones que recibimos día a día la que nos mueve a actuar y que es la contemplación serena y profunda del Jesús del evangelio la que nos lleva a hacernos las famosas preguntas ignacianas ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué debo hacer por Cristo? Y la respuesta a esas preguntas es la que nos pone a los pies de nuestros hermanos, especialmente de los más pobres.

¿Cuál sería el primer paso para quien quiera empezar a recorrer este camino de santidad que es el compromiso social?

Puede sonar a tontería, pero el primer paso es que dé el primer paso, que tome alguna decisión, por pequeña que sea: un contacto, una entrevista, un pequeño servicio, una acción… que no se quede en el “tendría que”, sino que pase al “voy a”.

Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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