Cuatro misioneros del SCAM han hecho una ruta por institutos, parroquias, conventos y cofradías del arciprestazgo de Sta. Mª de la Victoria compartiendo su experiencia.

Cesáreo Hoyuela, con 50 años de experiencia como misionero en Burkina Faso; y Óscar Arturo, que
ha ejercido en Ghana y México, fueron los encargados de ofrecer su experiencia a los alumnos de
Religión del IES Manuel Alcántara. Ambos destacan el interés de los jóvenes malagueños en conocer
la forma de vida de otros países. Cesáreo reconoce que «hay mucha más alegría en los jóvenes africanos que en los españoles. Allí les faltan muchísimas cosas materiales, pero saben apreciar lo poco que tienen y vivirlo profundamente. He visto a los chicos estudiar bajo las farolas por la noche porque no tienen luz en casa. Tienen ese deseo de progresar y se sacrifican mucho para llegar allí donde quieren llegar. Este valor lo encuentro menos en esta sociedad donde buscamos lo cómodo, tener muchas cosas, pero no veo alegría profunda en la gente, porque esa alegría no la dan las cosas sino lo que
uno lleva dentro».

Javier Muñoz, uno de los profesores de Religión cuyos alumnos han asistido a las charlas, confirma que
es «la alegría que desprenden los misioneros lo que más impresiona a sus alumnos».

Para Óscar Arturo, no es que todo allí sea bueno y todo aquí sea malo: «son otros valores. Aquí priman
el éxito, mi persona, mi deseo, mis ideas, lo que yo creo, pero todo en relación a este yo, que ciertamente es importante, pero a lo mejor está desequilibrado con otro tipo de valores mucho más comunitarios y religiosos».

LA FIRMA. LUIS JIMÉNEZ. Delegado Diocesano de Misiones

Del 20 al 26 de marzo hemos disfrutado en nuestra diócesis de la presencia de cuatro misioneros: Óscar, misionero joven que estuvo en Ghana y México, está dando un testimonio de fe y alegría ante nuestros jóvenes malagueños; Amalia, misionera en la R.D. del Congo, está expresando la felicidad que da una entrega total a Dios y a los más pobres congoleses; Paulino, misionero en Camerún, está testimoniando con su juventud que también hoy es posible darse con alegría a los más pobres en la frontera de nuestra Iglesia y nuestro mundo, abriendo puertas a la esperanza; y Cesáreo, que tras 50 años como misionero en Burkina Faso, transmite por donde va la alegría del Evangelio. De vez en cuando necesitamos que nos recuerden que hay otros mundos, otras culturas y otros hermanos nuestros que sufren y que son olvidados. Los misioneros nos lo recuerdan. De vez en cuando, necesitamos oxigenar nuestra fe y llenar nuestros pulmones y nuestro corazón abriendo nuestras puertas a la misión para no quedarnos anclados solo en nuestros propios problemas. Desde la Delegación de Misiones quiero agradecerles su testimonio en colegios, grupos, hermanas contemplativas, Seminario y nuestras parroquias de Málaga. Ojalá que la presencia de nuestros misioneros dé un impulso a la Diócesis en su expresión universal de fe.