NoticiaEl santo de la semana Santa Catalina Tekakwitha, ecología y santidad Santa Catalina Tekakwitha según la fotógrafa Kristyn Brown en The Saints Project Publicado: 13/04/2021: 15946 Santidad y juventud El 17 de abril se celebra la fiesta de la primera santa nativa norteamericana, santa Catalina Tekakwitha. Nacida en 1656 en Fort Orange (actualmente Albany, Nueva York), con 4 años padeció la viruela, lo que le dejó importantes secuelas en el rostro y problemas de visión que le provocaron un fuerte rechazo social. Algunos la llaman la “Pocahontas cristiana” y la han propuesto como patrona de la ecología y del cuidado de la creación puesto que, después de su conversión, mantuvo muchos de los valores de su pueblo como el respeto a la naturaleza y el reconocimiento del “Espíritu Creador”. Al quedar huérfana, fue adoptada por un tío al que le disgustaba que ella se acercara a escuchar a los misioneros católicos franceses que habían llegado desde Canadá. No obstante, en Pascua de 1676 recibió el bautismo, adoptando el nombre de Catalina en recuerdo de santa Catalina de Siena. El rechazo de su pueblo la hizo huir, caminando a través del bosque, más de 300 kilómetros al norte hasta llegar a un pueblo cristiano en Montreal. Allí hizo voto de castidad y vivió una vida de piedad y penitencia tratando de santificarse en su trabajo diario. Una grave enfermedad la llevó a la muerte con solo 24 años. “¡Jesús, te amo!” fueron sus últimas palabras. Algunos la llaman la “Pocahontas cristiana” y la han propuesto como patrona de la ecología y del cuidado de la creación puesto que, después de su conversión, mantuvo muchos de los valores de su pueblo como el respeto a la naturaleza y el reconocimiento del “Espíritu Creador”. Ejemplo para los jóvenes Santa Catalina Tekakwhita es una de las santas que la Constitución Apostólica Postsinodal Christus vivit puso expresamente como ejemplo para los jóvenes de hoy. Entre sus rasgos más encomiables, su espíritu de servicio cuidando a ancianos y enfermos y dando catequesis a los niños, siempre con amabilidad y buen humor. Y realmente admirable, su aceptación humilde de las dificultades de la vida. Su discapacidad a causa de la viruela o la pérdida temprana de sus padres no le hicieron renegar de Dios, sino que supusieron para ella un camino de salvación. Los acontecimientos negativos de su vida fueron como señales divinas en su camino para convertirse en otro Cristo. Aceptó la voluntad de Dios sin dudar de su amor.