NoticiaSalud Cómo cuidar a los cuidadores Publicado: 28/03/2019: 13882 La Iglesia de Málaga, a través de la Fundación CESMA Proyecto Hombre, ha puesto en marcha un programa para atender a personas que caen en la depresión crónica tras cuidar durante años a familiares enfermos. Su vida está centrada en atender a otras personas que sufren cualquier tipo de dependencia: el cónyuge, el padre, la madre o algún otro familiar. El sentimiento que domina su vida es la tristeza; no disfrutan de ninguna actividad placentera; tienen pocas relaciones sociales, problemas de insomnio, de alimentación; algunos acaban refugiándose en el alcohol; tienen baja autoestima, dejan de cuidarse a si mismas y a veces esta situación de desesperanza les lleva a pensar en el suicidio. Es la radiografía de muchos cuidadores que viven quizá en nuestra puerta de al lado y que no disponían hasta ahora de ningún recurso a su alcance. En la Fundación CESMA, que preside el obispo de Málaga y que lleva a cabo el programa terapéutico “Proyecto Hombre”, detectaron esta carencia del servicio público de salud. Como señala Francisco Aranda, psicólogo general sanitario en esta entidad y coordinador de este programa bautizado como “Alaia” (alegre en euskera), «en las entrevistas de la gente que viene aquí a tratarse de una adicción o de cualquier otro problema, veíamos que había personas, la mayoría de ellas mujeres, que arrastraban problemas de depresión desde hace muchos años y que no había recurso especializado para atenderlos. Al ver que la demanda era regular y constante comenzamos a plantearnos la conveniencia de hacer un programa dirigido a estas personas porque, como ha denunciado el propio Colegio Oficial de Médicos, no hay recursos suficientes para poder atender a tanta población con trastornos de depresión y ansiedad. No hay suficientes psicólogos y psicoterapeutas en el sistema público y esta población, que es muy numerosa, se queda atendida a medias». A CESMA no acuden solo familiares de personas con problemas de adicción, señala Aranda: «tenemos algunas mujeres de mediana edad que están cuidando a su padre o a su madre y, al final, vuelcan su vida en cuidar a la otra persona. En esa actividad o por otros motivos, se descuidan a sí mismas. Es muy frecuente». El tratamiento que se les ofrece desde Proyecto Hombre combina la entrevista individual con la terapia grupal. «El trabajo en el grupo ejerce un mejor resultado terapéutico, afirma el director de “Alaia”. Las personas del grupo se identifican unas con otras y se genera un apoyo grupal que luego se lleva al trabajo individual de cada uno. Así, podemos ofrecer este servicio desde nuestra fundación a una parte de la población que, por su poder adquisitivo, no podría acudir a terapia en otros centros privados mucho más costosos». Aunque aún es pronto para evaluar objetivamente el resultado de “Alaia” (comenzó en septiembre del año pasado), el testimonio de los familares de las personas que participan es muy esperanzador: «comienzan a cuidarse, a salir, a maquillarse, a vestirse bien, a disfrutar de pequeñas actividades...». ¿Y qué podemos hacer con las personas cuidadoras para evitar que caigan en este tipo de trastornos? Francisco Aranda lo tiene claro: «Lo más importante es el apoyo familiar y social. Contar con amigos, frecuentar actividades sociales, la parroquia... Cuantas mejores redes de apoyo tengamos, más capacitados estaremos para afrontar cualquier problema que nos venga en la vida».