NoticiaSemana Santa Viernes Santo, según la Pasión en Antequera Las Vírgenes de la Paz y del Socorro se despiden en medio de las “vegas” // A. J. GUERRERO Publicado: 14/04/2017: 14592 El Viernes Santo es el día grande de la Semana Santa de Antequera. Desde primera hora, doble visita: a los monumentos expuestos el Jueves Santo y a las iglesias de las cofradías que procesionan por la tarde. Visitas a los templos, celebración del Triduo Pascual y el milagro de “correr las vegas” Es un ir y venir de gente que reza ante los sagrarios, mientras que se dirige a las iglesias de Santo Domingo, Santa María de Jesús y El Carmen, las sedes de las tres cofradías que procesionan por la tarde-noche. En el paseo por las empedradas calles, este año hay una novedad: una sala con proyecciones en 360 grados en el Museo de la Ciudad (Plaza del Coso Viejo) de cómo “se corren las vegas”, tradición por la que las imágenes se asoman al campo para bendecir las cosechas, por lo que tienen que correr las empinadas cuestas para poder regresar a sus esbeltos templos. Celebración de la Muerte El silencio se apodera de los templos, que desde las 12.00 horas, celebran la Muerte del Señor en el ecuador del Triduo Pascual. Las familias se reúnen para asistir a la Misa, antes o después de verse en la casa de los abuelos. Son muchos los que regresan a casa por Semana Santa, siguiendo con las costumbres de antaño. Y antes de salir por la tarde, esos pestiños, roscos o empanadillas, típicos de la época, en un casco histórico abierto al turismo, con el empuje de la reciente declaración de Patrimonio Mundial, optando ahora la ciudad a que su Semana Santa sea Fiesta de Interés Turística Nacional. Correr “las vegas” Y llegan los desfiles de la armadilla, anuncio por las calles de todos los que forman el cuerpo procesional, por el que se dirigen a sus templos para procesionar diez tronos en la tarde-noche del Viernes Santo. Primero, las de “Abajo” y las de “Arriba”, las de las Vírgenes de la Paz y del Socorro, de larga rivalidad que se remonta al siglo XVII entre dominicos y franciscanos, que aún perduran entre familias por querer más a sus imágenes, aunque obviamente sin tener que intervenir la policía ni la autoridad eclesiástica como tuvieron que hacer siglos atrás. Paso por las calles del centro y antes de medianoche, cita con “las vegas”, cuando los hermanacos (quienes portan sobre sus hombros las andas con los tronos) tienen que hacer su último esfuerzo para regresar a las sedes, en lo más alto de la ciudad. Pero antes, en el ecuador de las cuestas, se “despiden” las dos cofradías, en la citarilla, cruce de caminos. Emoción a raudales cuando los cofrades piropean a la imagen mariana de la rival cofradía, y se saludan antes de terminar sus recorridos. Y es como si Ellas se hablaran y como dijo el maestro pregonero: «¡Hasta el año que viene Socorro!» y se siente como si Ella le respondiera también: «¡Hasta el próximo si Dios quiere, hermana de la Paz!». Mientras, la Cofradía del Santo Entierro cierra la noche de luto, apagándose las luces de las calles en señal de duelo, ante el paso del Cristo yacente, con su Madre de la Soledad cerrando el cortejo. Son los contrastes del Viernes Santo, de la Semana Santa, en la que los antequeranos irán a descansar tras un intenso día, esperando con gozo la Vigilia Pascual. No es la mejor ni la peor, es la Semana Santa según la Pasión en Antequera, singular, única, auténtica y con estilo propio en el corazón de Andalucía. ¿A qué esperar para vivirla?