NoticiaColaboración Cuándo y por qué la mediación familiar Publicado: 04/04/2013: 4077 Cuando se produce una ruptura en la pareja, se genera un desbordamiento de emociones que con frecuencia dificultan el que se tomen decisiones razonables y objetivas sobre temas concernientes a dicha ruptura La ruptura de una convivencia que, por regla general, se inició con ilusión y grandes expectativas y proyectos que se consideraron sólidos invirtiendo en ellos para que fueran de por vida, provoca la aparición de emociones muy intensas y alteradas que llevan a quienes las sufren a una toma de decisiones rápidas, condicionadas por el dolor y, en ocasiones, por sentimientos de ira y/o venganza, que dominan la reflexión lo que, lejos de acabar con los conflictos que se inician, llevan a intensificarlos, a agrandarlos e incluso, en muchos casos, a cronificarlos, con un alto coste personal y social. No sólo los adultos se ven afectados, sino que son los hijos los que sufren las peores consecuencias del conflicto en la pareja. Problemas emocionales significativos, bajo rendimiento escolar, conductas disruptivas, posicionamiento ante el conflicto tomando partido por una de las partes y enfrentándose a la otra, son algunos de los problemas más comunes que pueden derivar de esta situación. Pero las emociones no son el problema, ellas no son las que en si perturban, lo que lo hace es el no haber aprendido a captar y aprovechar la información que nos brindan. Tampoco debería serlo el conflicto en sí, ya que estos son parte consustancial a la naturaleza humana, así como de las diferentes manifestaciones sociales y culturales de nuestra vida cotidiana, y se generan por la incompatibilidad de intereses, pudiendo llegar a ser un factor creativo en las relaciones humanas. Es cuando se pierden las vías de comunicación y los conflictos se transforman en continuas discusiones, en confrontaciones con reiterados enfrentamientos o faltas de respeto, es cuando hay que recurrir a la mediación. Y… ¿Qué es la mediación? La mediación es una manera diferente de resolver nuestros conflictos, un instrumento de conciliación. Podríamos definirla como una técnica de gestión de conflictos que permite a las partes implicadas resolver por ellos mismos sus diferencias, con la ayuda de una tercera persona, el mediador, que sin juzgar y de manera neutral, reconduce la comunicación dando lugar a un espacio seguro y propicio para que las partes enfrentadas puedan escucharse y ser capaces de generar soluciones satisfactorias para ambos. La mediación familiar no sólo es útil en situaciones de ruptura de parejas, sino en situaciones conflictivas de toda índole dentro de la familia, por lo que en muchas ocasiones, la atención y búsqueda de soluciones a problemas emergentes que aún no han alcanzado un nivel grave de conflictividad, puede evitar males mayores como el alejamiento de alguno de los miembros de la unidad familiar o incluso la ruptura de la pareja. La mediación tiene como características fundamentales: el que se trata de un proceso confidencial; donde las partes acuden voluntariamente, pudiendo abandonar el proceso si lo considerasen oportuno; cuentan con la ayuda de un mediador, cuyo objetivo no será el juzgar o aportar soluciones, sino el favorecer el clima propicio para restablecer el diálogo entre las partes enfrentadas ayudando a que las relaciones sean preservadas y favorecer acuerdos justos y consensuados, donde se valoraran los pros y los contras de las propuestas planteadas para que no haya vencedores ni vencidos, sino acuerdos y soluciones que beneficien a ambas partes. Autor: Inmaculada Benítez Piaya, piscóloga