Esta gratísima conversación contribuyó a convertirme en un firme impulsor de todo cuanto tuviera relación con Manos Unidas, y así en mis homilías, en la catequesis, en las conversaciones con distintas personas en el quehacer diario de un sacerdote, siempre que podía hablaba de la obra que realizan en bien de los demás. 

Ahora como párroco y como arcipreste me toca acompañar un proyecto para 20 aldeas de la India, en el que nos vemos implicados todos los párrocos del Arciprestazgo Archidona- Campillos, pero también otros párrocos que se unirán a nosotros con su aportación parroquial.

El solo hecho de que Manos Unidas nos permita aunque sea pobremente colaborar en aquello que ya el Papa Pablo VI y el Vaticano II insistían, en una inquebrantable decisión de los cristianos de trabajar por la dignidad de la creatura creada por Dios, hace que nuestras comunidades parroquiales se sientan ilusionadas y agradecidas por ser parte de la inmensa y encomiable tarea que realiza Manos Unidas en los países que más lo necesitan. 

Que el Señor os siga dando fortaleza y ánimo en estos momentos de crisis, para que sintáis que ni un vaso de agua que se da a un hermano por amor quedará sin recompensa.