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«Toda persona tiene derecho a migrar y a no migrar»

Publicado: 10/07/2023: 7652

Círculo del Silencio

La Delegación de Migraciones de la Diócesis de Málaga ha vuelto a celebrar este acto público de silencio, oración y reflexión sobre la situación que viven las personas forzadas a migrar. La cita en la capital fue a las 20.00 horas del miércoles 12 de julio, y de forma extraordinaria, se celebró en la Plaza de la Marina.

Siete son los años que lleva esta iniciativa celebrándose en la Diócesis de Málaga. De la capital se ha extendido a la provincia y hoy día son numerosos los puntos en los que católicos y no católicos se unen para protestar silenciosamente ante el sufrimiento de las personas forzadas a migrar. 

En el círculo del silencio del mes de julio, se despidió un curso que termina, en palabras de los convocantes, con «uno de los peores meses, en cuanto a datos se refiere, de la última década. En junio, 720 personas han muerto y desaparecido en esta fosa común contemporánea. Mientras llorábamos estas muertes, hemos recordado el primer aniversario de la tragedia en la frontera hispano-marroquí en Melilla. Un escándalo dónde todavía no se han asumido responsabilidades políticas», afirmaron en la introducción del acto. «La ruta de Canarias también ha sido escenario de nuevas víctimas mortales un año y medio después del cambio de posición en el contencioso del Sáhara Occidental. Está desvelando oscurantismo en los últimos acuerdos entre España y Marruecos concernientes a la cesión en la responsabilidad del rescate en alta mar. Asistimos atónitos cuando los medios de comunicación dedicaron más tiempo y análisis al rescate del sumergible Titán que a la tragedia del carguero Adriana con 81 fallecidos y 500 desaparecidos. Doble rasero de nuestra sociedad occidental que da más importancia a los magnates que a los pobres de la tierra. Por último, queremos seguir recordándonos que el trabajo en red entre organizaciones sociales y eclesiales sigue siendo más necesario que nunca en estos tiempos donde algunos discursos políticos deshumanizan a migrantes y refugiados. El círculo de silencio quiere seguir siendo fiel a su vocación de punto de encuentro y de concienciación de esta realidad humana».

El acto de la capital concluyó con la lectura de este manifiesto:

«Llevamos más de 7 años concentrándonos en Málaga, todos los meses, para expresar nuestra solidaridad con migrantes y refugiados, para despertar conciencias en la sociedad y para denunciar las vulneraciones de derechos a causa de las políticas de muerte. En este Círculo del silencio, como parte de la sociedad civil, y de cara a las próximas elecciones, queremos expresar lo siguiente:

-No queremos que se instrumentalice a las personas migrantes y refugiadas en beneficio de intereses partidistas. Exigimos corregir el discurso político que nos ofrecen en materia de migración, en el que se criminaliza a los migrantes o se les presenta como enemigos de otros colectivos vulnerables, como los ancianos, pensionistas, trabajadores precarios o desempleados. ¿Quiénes cuidan de nuestros mayores? ¿Quiénes se quedan fuera de las ayudas y prestaciones por carecer de permiso de residencia? ¿Quiénes trabajan sin derechos laborales ni garantías sociales por carecer de permiso de trabajo? ¿Quiénes han cubierto esos puestos de trabajo esenciales que nadie quiere? Un discurso político que manipula y utiliza a las personas o que enfrenta a las personas entre ellas, no solo es ilegítimo, sino una irresponsabilidad, porque fomenta los miedos, los bulos y los discursos de odio.

- La gestión de los flujos migratorios no sólo es una cuestión de seguridad, sino de humanidad, de derechos y de libertad. En ningún caso el control de las fronteras puede estar por encima de la persona, ni de los derechos humanos. Un Estado, si pretende ser democrático y de Derecho, no puede ignorar que los derechos humanos son universales, de todos, sin distinción, por el mero hecho de ser personas, no son meras concesiones ni privilegios del mal llamado “primer mundo”.

- Toda persona tiene derecho a migrar y a no migrar. Centrémonos en las causas y las condiciones de los flujos migratorios y luchemos para que la decisión de migrar sea de verdad una opción libre y segura. A todos los partidos políticos les pedimos:

1. Políticas y leyes que garanticen vías legales y seguras para los flujos migratorios, para que las personas no se vean obligadas a arriesgar sus vidas ni a exponerse a las mafias.

2. Humanización de los protocolos de salvamento marítimo, priorizando la vida de las personas.

3. Un verdadero compromiso con la acogida, protección, promoción e integración de los migrantes y refugiados, garantizando los procedimientos de asilo y poniendo en el centro su valor como personas y no su utilidad como mano de obra.»

CÍRCULOS DEL SILENCIO

Los Círculos de Silencio están inspirados en la “no violencia” y comienzan en Francia por iniciativa de un sacerdote franciscano francés, Alain J. Richard, para promover la solidaridad con los inmigrantes y que apela a la conciencia de quienes hacen las leyes, de quienes las aplican y de aquellos en cuyo nombre son hechas. «Si no cambiamos nuestras conciencias, no podremos cambiar el mundo. Ésa es la premisa sobre la que gira este encuentro en el que pueden participar creyentes y no creyentes. En él se invita a todos los asistentes a reflexionar u orar durante media hora, en silencio, sobre el drama que están viviendo los emigrantes y refugiados», afirma Ramón Muñoz, miembro del equipo de la Delegación Diocesana de Migraciones. El objetivo no es promover acciones concretas, sino, como explica Muñoz, que cada persona «a raíz de esta reflexión, se sienta interpelada y urgida a actuar en su propio ambiente acogiendo a estas personas, dándole voz, porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de la indiferencia de los pueblos ricos. No podemos caer nosotros mismos en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo, como nos recordaba el papa Francisco en la bula de convocación del Jubileo de la Misericordia. Nuestra denuncia y nuestra presión pueden hacer cambiar la política de nuestros gobiernos». Y añade: «con este gesto queremos hacer realidad la recomendación que nos hacía el Papa a las diócesis, de que la celebración de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado no se redujera sólo a un hecho puntual. Por eso ponemos en marcha el “Círculo de Silencio” con vocación de perdurabilidad, hasta que los derechos de estos hermanos nuestros sean respetados».

Ana María Medina

Periodista de la diócesis de Málaga

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