Desde el epicentro del dolor, Kiev, escuchamos al sacerdote Oblato de María Inmaculada Andriy Havlich que comparte el particular Via Crucis que vive el pueblo ucraniano y da pistas para llevar a la vida ordinaria, también desde España, las vías para vivir la Cuaresma, en este caso, la oración. «La oración unida a tantas personas que rezan por los otros Dios la escucha. Nuestros soldados nos piden solo nuestras oraciones. Os invito a rezar por los demás. Uníos a la oración de tantas voces que piden ayuda al Señor».

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El sacerdote Andriy Havlich es natural de Ternopil, en la Ucrania Occidental. Este misionero oblato de María Inmaculada vino a Málaga como su primer destino pastoral hace tres años. Aquí había realizado sus estudios de filosofía, que completó con la formación teológica en Madrid. Hizo votos perpetuos y estuvo, a modo de prácticas, un tiempo en Kiev y de ahí, ya como diácono y sacerdote, cerca de Nápoles en una casa de cuidado de mayores. En la diócesis malacitana desempeñó su ministerio en la zona de Ciudad Jardín, entre las parroquias de la Esperanza y San Eugenio Mazenod y Nuestra Señora de las Flores. Desde hace una semanas ha regresado a su país natal. Concretamente se encuentra en la ciudad de Kiev donde sigue realizando su apostolado.