NoticiaPodcasts diocesanos Clara Pardo: «Las mujeres de Manos Unidas Málaga tienen un entusiasmo que contagia» Publicado: 04/05/2022: 9639 Clara Pardo, hasta hace unos días presidenta nacional de Manos Unidas, visitó Málaga recientemente para participar en el tradicional concierto organizado en el Teatro Cervantes por esta ONG católica para el desarrollo. Durante su estancia en la ciudad atendió los micrófonos de COPE Málaga. EL ESPEJO MÁLAGA 29/04/2022. ENTREVISTA, Clara Pardo, presidenta nacional de Manos Unidas ¿Disfrutó del concierto? Fue una maravilla, un repertorio precioso, una soprano maravillosa con una voz que emocionaba, y un placer ver la alegría de la gente al regresar a los eventos presenciales, además por una causa tan bonita como es apoyar a Manos Unidas y, con ello, a las personas más necesitadas y vulnerables del mundo. En su visita a Málaga ha podido disfrutar de ese concierto y conocer en persona a la Delegación de Manos Unidas, ¿qué destacaría de dicha Delegación? Son un grupo de mujeres entusiastas, con muchísimas ganas de hacer cosas, colaboradoras y participativas. Como ellas mismas dicen, “si puedes y quieres, lo haces”, y ellas se ponen el mundo por montera como nuestras fundadoras hace 63 años. Después de dos años en los que no se han podido hacer muchas actividades, han retomado su labor con un entusiasmo que contagia. Me encanta visitar las delegaciones locales porque realmente ves la esencia de Manos Unidas llevada al extremo. Nuestro lema del año pasado era “contagia solidaridad para acabar con el hambre” y eso es lo que ocurre en Manos Unidas, donde llegas a ver qué ves y te quedas para siempre porque merece realmente la pena luchar por ello. La Iglesia se encuentra en un proceso de discernimiento sobre la sinodalidad, ¿es Manos Unidas un ejemplo de dicha sinodalidad en nuestra Iglesia? Yo creo que sí. Nació hace 63 años como algo pequeño que ha ido creciendo y en el que tiene cabida todo el mundo cuyo objetivo sea hacer un mundo mejor, acabar con el hambre y ayudar a los más vulnerables. Tenemos una gran mayoría de mujeres en el equipo y creo que la presencia de la mujer en la iglesia es algo de lo que siempre se habla como punto de mejora, pues en Manos Unidas es una realidad. Yo creo que es buen ejemplo de sinodalidad y trabajo en comunión además, hemos participado también en esta reflexión y nos hemos involucrado todo lo que hemos podido. ¿Cuáles diría que son ahora las prioridades de Manos Unidas en esta fase de la pandemia en que nos encontramos? Durante la pandemia, una vez más, entendimos lo generosa que es la gente española, lo solidarios que son. Y, a pesar de todo lo que estaba ocurriendo aquí, la gente nos ha seguido apoyando para llevar a cabo proyectos fuera, porque creo que hemos sido capaces de transmitirles que si en España las cosas estaban siendo duras, no podíamos dejar de mirar hacia los hermanos más vulnerables. Por ejemplo, si aquí tardaban en llegar las vacunas, los geles y las mascarillas, a cuántos países no llegaron nunca; de ahí el lema de este año: “Nuestra indiferencia los condena al olvido” porque no podemos mirar hacia otro lado. La pandemia ha supuesto un retroceso terrible en las cifras de la pobreza y el hambre, y no podemos dejar que sigan creciendo. Comprendo que el mundo se ha parado durante dos años, pero ahora se comienza a olvidar todo y parece que retomamos el egoísmo de pensar sólo en nosotros. Entonces, no podemos permitir que nuestro olvido y nuestra indiferencia los condene al olvido. Ahora mismo estamos todos muy preocupados y solidarizados con la situación en Ucrania, y por supuesto que tenemos que estarlo pero, ¿quién se acuerda de otras guerras que hay en el mundo y de las que nadie habla? Es el caso de Etiopía, donde llevan años viviendo auténticas atrocidades, o en Yemen, o en Siria… donde son tantas las muertes. Los refugiados que llevan años viniendo de Siria, tuvieron la acogida mucho más complicada. Desde Manos Unidas tenemos muy claro que no podemos dejar de lado a los más vulnerables porque no puede ser que, en un mundo que hay alimentos para todos, la gente siga pasando hambre y esas cifras sigan creciendo: son más de 800 millones de personas las que pasan hambre en el mundo. No lo deberíamos permitir y ahí es donde está Manos Unidas. Quizá sea ese el secreto del éxito de Manos Unidas, que cada año siempre nos recuerda que hay muchísimos lugares del mundo donde la gente sigue muriendo de hambre, de algo que nos puede parecer impensable. Uno de nuestros fines es la sensibilización de la población española sobre el hambre y sus causas. Ahí es donde tenemos que estar recordando que no podemos mirar para otro lado, sino que tenemos que ayudar entre todos y, como decía la Madre Teresa, cada una de las gotas del océano son imprescindibles, sin ellas no sería posible. Entre todos deberíamos ser capaces de acabar con esta situación tan terrible de hambre, de niños que no tienen acceso a vacunas y a agua potable, que no pueden ir a la escuela; de mujeres que están marginadas, etc. Ahí es donde está luchando Manos Unidas, con más de 2 millones de beneficiarios al año y con los proyectos que hacemos gracias a la generosidad de todos. ¿Ha tenido la oportunidad de conocer en persona proyectos de desarrollo de Manos Unidas? Así es, he tenido esa inmensa suerte y he viajado para visitar proyectos en los lugares más remotos. Recuerdo con especial cariño un proyecto que conocí en Vietnam, casi en la frontera con China, donde yo creo que no habían visto a un occidental nunca y donde me di cuenta de que con los proyectos que hacemos realmente cambia la vida de la gente. Por ejemplo, en aquel proyecto, gracias a una pequeña empresa que había financiado Manos Unidas y unas canalizaciones, pasaron de recoger una cosecha de arroz al año a tres cosechas. Esto es luchar directamente contra el hambre. También he conocido muchos proyectos maravillosos de capacitación de mujeres, en la India. Cada vez que regreso de una visita de proyectos me convenzo más de porqué estoy en Manos Unidas, donde realmente se ayuda a cambiar la vida de la gente. Hay mucho por hacer, pero también se hacen muchas cosas con las que se ayuda a alguien porque en Manos Unidas no se habla de cifras, sino de personas. Detrás de cada cifra hay un rostro.