¿Qué significa para usted pregonar a las Glorias?

Considero que es una gran oportunidad para evangelizar, para comunicar la alegría del Evangelio en un contexto muy peculiar como es un pregón, que puede llegar a mucha gente.
Hoy hay que anunciar a Cristo desde los nuevos púlpitos del mundo, incluso desde las azoteas.

Y en este contexto tan particular ¿qué supone?

Ciertamente vivimos momentos difíciles en nuestra humanidad con sufrimientos, intensos y momentos de crisis, incluso interiores y socialmente. Pregonar las glorias de Cristo es cantar a la esperanza en medio de la desesperanza y de las tristezas. Necesitamos palabras de aliento y de alegría, alegría que tiene el fundamento más profundo en Cristo resucitado. En la pandemia las hermandades de Gloria están llamadas a poner fuego en el corazón del hombre, a abrir fronteras e iluminar caminos de Amor.

En su experiencia como sacerdote y en su última etapa como delegado de Hermandades y Cofradías, ¿qué valora más de este ámbito de religiosidad popular que suponen las hermandades de gloria?

La religiosidad popular, que no solamente se manifiesta en las procesiones sino también en otros tipos de manifestaciones religiosas que están muy ligadas a los pueblos, a las tradiciones, aportan un sentido profundo de la vida, un sentido de trascendencia: vivimos en Dios y para Dios. El hombre no solamente se alimenta del pan si no que tiene necesidad de espiritualidad que alimente su ser en plenitud.

¿Qué aportan a la sociedad y a la Iglesia?

Las Hermandades de Gloria aportan a la sociedad no solamente una visión de fraternidad sino también de qeé merece la pena trabajar por el reino de Dios, qué es trabajar por la liberación integral de todos los hombres, la dimensión caritativa y social de las hermandades forman parte de su esencia y de su buen hacer, siempre el rostro del otro, siempre el compromiso y el servicio para con los demás especialmente cómo miembro que son de la Iglesia. Las hermandades son riqueza para seguir construyendo una Iglesia cada vez más viva, más comprometida y signo de esperanza.

¿Qué aporta la agrupación a estas hermandades? ¿Por qué es bueno el estar agrupadas?

Jesús en el evangelio nos dice que donde hay dos reunidos en su nombre, Él está en medio de ellos; por tanto una Agrupación visibiliza este mensaje de Jesús, se vive en fraternidad. Una Agrupación de Hermandades y Cofradías, sean de pasión o de gloria, manifiestan que la Iglesia es y será siempre fraternidad de hermanos en la diversidad pero en la unidad de una misma fe, esperanza y caridad. Unidos somos más fuertes.

Las Glorias también se han visto afectadas este año, como el resto de congregaciones centradas en la manifestación pública de la fe, por las consecuencias de la pandemia. ¿Cómo ha sido su vivencia de hermandad? ¿Y su testimonio de fe?

Sin desearlo, hemos vivido unos momentos ciertamente muy complicados pero aún así, hemos descubierto o redescubierto lo que es esencial y lo que es efímero y transitorio, nos hemos vuelto al origen de las hermandades, y si no recuerdo mal, eran el culto interno, litúrgico, silencioso, un culto llevado a la vida a través de la caridad, de la piedad incluso hacia los difuntos ejerciendo obras de misericordia.

¿Cuál es la idea sobre la que gira su pregón? ¿Qué le gustaría transmitir?

En primer lugar acentuaría lo que no es, no será una clase de teología, ni de moral, ni tampoco reivindicativo de causas e ideas, entiendo que el pregón es una obra de oratoria llena de belleza que suscita sentimientos y transmite un mensaje claro, una visión profunda, poética de la vida en las hermandades y todo ello en un contexto. Canto en la gloria de Dios en la ciudad de Málaga, la cual no puede no estar ausente en este pregón.

¿Cuál es su mensaje para los cofrades de gloria en este momento?

Les pediría a las cofradías de gloria que no perdiesen nunca el ánimo, que merece la pena ser Iglesia y trabajar en la Iglesia formando comunidad, las hermandades de gloria no son de segundo grado. Les pediría que, a pesar de que haya mucho que pulir, sigan trabajando por una formación cada vez más profunda y por un testimonio más creíble de vida, que sean felices y que vivan con alegría y a la vez la transmitan.