Noticia ASOC. SALESIANOS COOPERADORES. «Realicé mi discernimiento en un patio salesiano de África» Álvaro Pérez, salesiano cooperador Publicado: 28/10/2019: 22726 La Asociación de Salesianos Cooperadores de Málaga (Centro San Bartolomé), se encuentra en Málaga en la calle Eduardo Domínguez Ávila, 19. Son alrededor de 50 los hermanos asociados en Málaga (con promesa y en formación). Así definen su identidad personal y asociativa: «los cooperadores son personas humanamente maduras; cristianos de fe viva y convencida, que quieren testimoniar a Cristo en el mundo; miembros vivos de la Iglesia, que sienten el compromiso bautismal de participar en su misión; laicos capaces de animar cristianamente las realidades del mundo; apóstoles animados por la causa del Reino; verdaderos salesianos, llamados a compartir y a llevar a todas partes la preocupación educativa; y cristianos empeñados en santificarse viviendo el proyecto apostólico de Don Bosco». Cada Cooperador está llamado al apostolado, es decir, «a vivir con corazón salesiano la misión de la Iglesia, pero cada uno vive el compromiso apostólico de un modo adecuado a sus propias responsabilidades familiares y profesionales, a los propios talentos, a las propias aptitudes, a los dones y gracias recibidas, a la propia formación, e incluso en el propio estado de salud», explica Alfonso Clavero, coordinador de la asociación en Málaga. El apostolado de los cooperadores comprende tres dimensiones: el testimonio personal, la animación cristiana de las realidades temporales y la colaboración en la actividad pastoral de la Iglesia universal y local, mediante el compromiso y las iniciativas que privilegian la pastoral juvenil y el apostolado del área educativa. Más información aquí Testimonio. Álvaro Pérez Muy buenas. Me llamo Álvaro Pérez Claros. Soy salesiano cooperador. Fui alumno del Colegio Salesiano San Bartolomé de Málaga y miembro del movimiento juvenil salesiano, de los grupos de fe, de la movida del patio... Aquel patio me conquistó y en él comencé mi andadura como animador, catequista, responsable de actividades… Allí empecé a enamorarme de esas sanas locuras de nuestro fundador Don Bosco, de su historia de cariño, cercanía, educación, formación y preocupación por los jóvenes, especialmente los más desfavorecidos. Hice un proceso de discernimiento para descubrir si Dios me quería allí. Después de reflexionar y orar, lo tuve claro. Parte de este discernimiento lo hice fuera de nuestras fronteras, lejos de casa, concretamente en una aldea de Ghana, en África, donde trabajé, en un patio salesiano, con chicos de otra cultura y con otras dificultades y necesidades. Lo tenía claro: quería vincularme a esta “locura”, a la entrega a los demás, especialmente a los jóvenes más desfavorecidos, siendo misionero 24 horas al día. Donde quiera que esté y sea lo que sea aquello que haga, transmitir ese amor tan grande que Dios nos tiene. Que hay un Padre amoroso que nos ama con locura. A su lado todo es felicidad y esperanza. Y esta es mi historia. Os deseo a todos los que os preguntáis dónde está vuestro tesoro, que lo encontréis. El mío está en la entrega de mi vida, compartiendo con los más necesitados lo que soy y lo que tengo.