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Lectio Divina con el evangelio del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

Éste es el Cordero de Dios, el sacrificio de Dios que nos da la Vida. Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, 20 de marzo de 2016 · Autor: FANO
Publicado: 17/03/2016: 3268

Emilio López Navas, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga y párroco de Arroyo de la Miel, ofrece esta Lectio Divina con el evangelio del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor.

Gritarán las piedras

Lectura (Lectio)
Hoy prestamos atención al evangelio de la entrada de Jesús en Jerusalén, porque la lectura de la Pasión suele restarle el protagonismo al acontecimiento que celebramos hoy, domingo de Ramos. Leamos con tacto, como con los dedos, este fragmento del evangelio, mirando los detalles y dejándolo calar en nuestra vida.

Meditación (Meditatio)
El evangelio de Lucas, en su segunda parte, es como una carrera de Jesús hacia Jerusalén. En este fragmento, el evangelista nos coloca en sus inmediaciones, Betfagé, Betania y el monte de los Olivos. Desde allí, como un rey, manda requisar un pollino para hacer su entrada en la Ciudad Santa. La insistencia en que fuese nuevo (que nadie hubiese montado todavía) radica en la referencia taimada a Zac 9,9. También el hecho de la montura preparada con los mantos señala a una dignidad especial, a lo que hay que sumar la espontánea alfombra que la gente iba poniendo a sus pies. Este reconocimiento de la dignidad no se queda en un nivel humano, sino que se vuelve alabanza divina al recordar los milagros de Jesús. En este momento de máxima alegría, los que rodean al Señor lo llaman “Bendito” y “rey”. Como una doxología (parecida a la que entonaron la noche de Navidad los ángeles), este coro entusiasmado pide y exalta la paz en la tierra (que, como sabemos, es el epítome de todos los dones que Dios puede conceder a su pueblo), que será la gloria en el cielo. La oposición de los fariseos, que se dirigen a Jesús con el título de Maestro. El Señor, ejerciendo de tal, espeta una frase lapidaria (valga el juego de palabras), que además de tener cierta reminiscencia bíblica (Hab 2,11), muestra que la verdad tiene un único camino: las piedras la gritarán a los cuatro vientos.

Oración (Oratio)
“Bendito el que viene en nombre del Señor, paz en la tierra y gloria en el cielo”. La aclamación de la muchedumbre que rodeaba a Jesús puede muy bien convertirse en tu oración. Reconocer su venida como una bendición, darle gracias, pedirle que su paz reine en el mundo… hay material suficiente para dirigirnos unos minutos al Señor, como respuesta a lo que él nos ha dicho.

Contemplación (Contemplatio)
Cuanto menos tenemos, cuanto menos somos, mejor contemplamos. Los discípulos se despojaron de sus mantos para acoger a Jesús. Suelta lo que te impide un encuentro verdadero y deja que el Señor entre en tu vida. Contempla la escena sin nada, ni en las manos ni en el corazón.

Compromiso (Actio)
Formula, por último, un compromiso sencillo y que puedas revisar para llevar a la práctica todo lo que has meditado. Que este compromiso te ayude en estos días, por ejemplo, a crecer en humildad y acogida.

Diócesis Málaga

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