En la clausura participó Mons. Fernando Sebastián, quien pronunció la ponencia marco de este ciclo organizado por el Instituto Superior de Ciencias Religiosas. Ambos obispos respondieron a las cuestiones planteadas por los asistentes. 

D. Jesús Catalá recordó a los alumnos que, según el Decreto sobre las indulgencias plenarias en este Año de la fe, quienes hayan asistido a tres conferencias podrían ganarla. Por ello, esta última conferencia comenzó rezando el Padrenuestro por las intenciones del Papa y concluyó con la proclamación del Credo.

En dicha conferencia, D. Jesús Catalá repasó la historia de la Iglesia, las reflexiones surgidas en los años previos y los documentos que prepararon la celebración del Concilio Vaticano II. Así como los frutos posteriores y los signos visibles de ese “nuevo Pentecostés que supuso el Concilio Vaticano II”, en palabras del prelado.

El Obispo malacitano afirmó que el Concilio es un acontecimiento eclesial de larga duración pues “aunque la celebración fue en un momento concreto, su devenir llega hasta nuestros días y más allá”. Recordó las palabras de Pablo VI en las que comparaba el Concilio a “un manantial de agua fresca que brota y forma un río. El Concilio es un manantial que forma un río. Hay afluentes que son las constituciones y otras fuentes, que son otras declaraciones. Este manantial, este río fecundo, sigue regando el mundo, fecundando a la Iglesia y al mundo”. 

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