NoticiaCuaresma Cómo confesarse Publicado: 03/12/2016: 111873 SACRAMENTOS En esta Cuaresma, ofrecemos una serie de cuestiones y respuestas que podrán impulsar el acceso a la práctica habitual del sacramento del perdón y clarificar su práctica. Tríptico para una buena confesión. 1. ¿Cuáles son los Mandamientos de la ley de Dios? 1º Amarás a Dios sobre todas las cosas. 2º No tomarás el nombre de Dios en vano. 3º Santificarás las fiestas. 4º Honrarás a tu padre y a tu madre. 5º No matarás. 6º No cometerás actos impuros. 7º No robarás. 8º No dirás falso testimonio ni mentirás. 9º No consentirás pensamientos ni deseos impuros. 10º No codiciarás los bienes ajenos. 2. ¿Qué es el sacramento de la reconciliación? El sacramento que nos perdona los pecados cometidos después del bautismo. 3. ¿Qué es necesario para haber cometido pecado? Que de forma libre, consciente y voluntaria se haya transgredido la ley de Dios, no vivido las bienaventuranzas y el mandamiento del amor a Dios y al prójimo. 4. ¿Cuál es el valor pedagógico del sacramento de la reconciliación para los penitentes? El valor depende ante todo de la acción de la gracia de Dios y de los efectos objetivos del sacramento en el cristiano. La confesión es uno de los momentos en que la libertad personal y la conciencia de sí mismo están llamadas a expresarse de modo particularmente evidente. 5. ¿Qué es necesario para hacer una buena confesión? 1º Examen de conciencia. 2º Dolor de los pecados. 3º Propósito de enmienda. 4º Decir los pecados al confesor. 5º Cumplir la penitencia. 6. ¿Para qué sirve el examen de conciencia? El examen de conciencia tiene un valor pedagógico importante: educa a mirar con sinceridad la propia existencia, a confrontarla con la verdad del Evangelio y a valorarla con parámetros no sólo humanos, sino también tomados de la revelación divina. La confrontación con los mandamientos, con las bienaventuranzas (cfr. Lc 6 20-26 y Mt 5, 1-11) y, sobre todo, con el mandamiento del amor, constituye la primera gran «escuela penitencial». Supone recordar los pecados cometidos desde la última confesión bien hecha. 7. ¿Qué es el dolor de los pecados? Es un sentimiento de dolor o pena al haber ofendido a Dios. 8. ¿Qué ocurre si no tengo dolor de los pecados, si mi contrición es imperfecta? El dolor por el pecado cometido suele estar estrechamente unido al amor que tenemos a Dios y la valoración que hacemos del camino que propone el Evangelio. Por tanto, la contrición imperfecta, aunque sea válida para confesar, suele ser una alerta que nos ayudará a revisar la calidad de nuestra fe y de nuestro seguimiento a Jesús. 9. ¿Qué es propósito de la enmienda? El propósito de la enmienda es una firme resolución de no volver a pecar y de evitar todo lo que pueda ser ocasión de cometer pecados. 10. ¿Qué pecados debemos confesar? Debemos confesar todos los pecados mortales. Conviene decir también los pecados veniales. Es una muestra de sensibilidad espiritual y de deseo sincero de ser mejores cristianos. La confesión íntegra de los pecados educa en la humildad, en el reconocimiento de su propia fragilidad y, a la vez, en la conciencia de la necesidad del perdón de Dios y en la confianza en que la gracia divina puede transformar la vida. 11. ¿Qué ocurre si sé que lo que he hecho la Iglesia Católica lo entiende como pecado pero yo no? Es recomendable profundizar en las razones de ambos. Para hacer un ejercicio honesto de discernimiento entre la dimensión objetiva y subjetiva del pecado. Es decir, entre lo que es y lo que yo creo. 12. ¿Por qué tengo que contar mis pecados a un sacerdote? Porque es mediador entre Dios y el hombre. Porque puede iluminar tu situación con sus consejos. Porque es muy sano desde el punto de vista sicológico verbalizar nuestros pecados y dudas. Porque supone un ejercicio de humildad y porque al contar nuestros pecados aclaramos también nuestra mente. En nuestro tiempo, caracterizado por el ruido, por la distracción y por la soledad, el coloquio del penitente con el confesor puede representar una de las pocas ocasiones, por no decir la única, para ser escuchados de verdad y en profundidad. 13. ¿Cuáles son los efectos de una buena confesión? Que se te perdonan los pecados. Recibes la gracia de Dios y con la gracia sacramental tienes suficiente fuerza para no volver a pecar. 14. ¿Con qué frecuencia debo confesar? Cada vez que se necesita. Es recomendable no dejar pasar demasiado tiempo. Ayuda a crecer como creyente. Siempre que se ha cometido un pecado mortal es necesario confesarse antes de comulgar. 15. ¿Qué son los pecados veniales? Aquellos que suponen una transgresión a la ley de Dios aunque su gravedad no es importante. Es recomendable confesarlos porque nos ayudan a crecer en sensibilidad espiritual. Suponen “una vuelta de tuerca” a la hora de afinar nuestra fidelidad al plan de Dios. 15. ¿Qué ocurre si se omite, voluntariamente, un pecado grave en la confesión? Que no es válida la confesión. Habría que repetirla. 16. ¿Qué ocurre si se olvida la confesión de un pecado grave? Si se olvida la confesión de un pecado mortal, la confesión vale, pero el pecado grave olvidado debería manifestarse en la próxima confesión. 17. ¿Sirven de algo los consejos de alguien que no vive lo que el penitente? Probablemente sí. La escucha de las recomendaciones y consejos del confesor es importante para el juicio sobre los actos, para el camino espiritual y para la curación interior del penitente. La experiencia de acompañamiento a decenas de personas por parte del sacerdote suele ser muy válida a la hora de aconsejar correctamente. 18. ¿Qué es cumplir la penitencia? Rezar las oraciones y hacer las buenas obras que manda el sacerdote. Es necesario para que la confesión sea válida. 19. ¿Me ayuda realmente la confesión a ser mejor cristiano si luego existe la posibilidad real de volver a pecar? Sí. Con frecuencia nos encontramos ante auténticos dramas existenciales y espirituales, que no hallan respuesta en las palabras de las personas, pero que son abrazados y asumidos por el amor divino, que perdona y transforma realmente. 20. ¿Qué es el secreto de confesión? El secreto de confesión es el silencio absoluto que el sacerdote está obligado a guardar sobre los pecados escuchados en la confesión bajo pena de excomunión. Autor: diocesismalaga.es