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Los últimos pasos

Publicado: 25/03/2024: 8095

Via Crucis

Emilio López Navas, doctor en Teología Bíblica, profesor de los centros teológicos diocesanos, conoce bien Tierra Santa, adonde ha peregrinado en casi una quincena de ocasiones. Desde esta perspectiva nos ofrece su testimonio para ayudarnos a acompañar a Jesús camino de la Cruz.

He tenido la suerte de acompañar a muchos grupos a Tierra Santa y realmente el rezo del Via Crucis por la calle de la Amargura es uno de los momentos más especiales.

Por razones de organización de la peregrinación, lo he rezado a diversas horas: desde las 5.30 horas hasta las diez de la mañana.

Algunos grupos quieren hacerlo temprano, porque se logra entrar en un silencio meditativo sobrecogedor, pero a mí me gusta hacerlo más tarde, cuando el zoco ya se ha despertado y los colores, olores y tactos se ofrecen gratuitamente a quien osa atravesar sus callejuelas. Y lo suelo explicar así: cuando Jesús iba cargado con el leño, la gente no se callaba a su paso; al contrario, seguramente lo mirarían con desprecio, sintiendo que pasaba un condenado más.

Si queremos acompañar en ese momento tan impresionante al Señor, hemos de caer en la cuenta de que, si para nosotros se ha convertido en “la Hora”, para la mayoría de los contemporáneos simplemente era otro que engrosaba las listas de los ajusticiados.

Dejando el rezo del Via Crucis, caminar por la Via Dolorosa es siempre llamativo: decenas de tiendas de souvenirs y recuerdos, dependientes que hablan el español justo para embaucarte y hacerte comprar en su comercio (y no en el siguiente), puestos de especias y frutas extrañas para ojos extranjeros… Y, desperdigadas aquí y allí, las estaciones que recuerdan los últimos pasos de Jesucristo antes de morir y resucitar.

Calvario para muchos
No paro de pensar, en estos días, cuántas familias (judías, musulmanas y cristianas de cualquier denominación) estarán pasando su calvario, porque viven de los peregrinos que ahora se han diezmado significativamente por esta guerra. La comunidad católica de Jerusalén anima siempre a participar en sus rezos y devociones a los que se acercan allí. Este año tendremos que hacerlo más con el corazón que con el cuerpo.

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Emilio López Navas

Emilio López Navas es doctor en Teología Bíblica y profesor de los Centros Teológicos Diocesanos

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