NoticiaColaboración Santa María del Buen Humor Publicado: 11/09/2013: 5190 Hace años, el obispo de Tenerife felicitó, en Navidad, a los sacerdotes de su diócesis con una original pintura de Santa María del Buen Humor: la Virgen sostenía al Niño en brazos, mientras el pequeño sonreía y agitaba su molinillo de viento. Reconozco que la noticia me pareció una bocanada de aire fresco, pues cuando el buen humor se hace presente, caen las estrecheces, Dios se acerca y el hombre recobra su estatura. En esto, los maestros son los santos. A la Madre Teresa de Calcuta, un grupo de profesores norteamericanos le dijo: «Por favor, díganos algo que pueda ayudarnos en nuestra vida». Y ella les respondió: «Sonrían. Lo digo completamente en serio». Y es que la sonrisa es como el cauce del buen humor. Más aún: la sonrisa es la antesala de la ternura y a ella predispone. Por eso, reconforta saber que el papa Francisco ha repetido que no debemos tener miedo a la ternura, y que hace unos años en Suiza diez mil personas firmarán una solicitud de referéndum en favor del establecimiento de la ternura en las relaciones humanas. La razón que daban era que «en el mundo falta ternura y nadie tiene tiempo de hacerle un guiño a la vida. Ha llegado el momento de reaccionar», decían. Pues bien, ¿por qué no nos apuntamos a esta iniciativa sin necesidad de referéndum alguno? Santa María del Buen Humor, ruega por nosotros. Autor: Lorenzo Orellana, sacerdote