DiócesisSemblanzas Semblanza del P. Luis María Álvarez-Ossorio, SJ Publicado: 17/04/2005: 4970 Nos preside el Sr. Obispo, que nos ha convocado para celebrar la Eucaristía en favor del querido P. Luis María Alvarez-Ossorio. La Asamblea está constituida por compañeros suyos de la Compañía de Jesús, sacerdotes seculares, religiosos y religiosas y, muy especialmente Patronos, profesores, maestros, personal de las secretarías, personal no docente que integran la Fundación Docente “Santa María de la Victoria”, profesores de religión y el equipo que trabaja en la Delegación Diocesana de Enseñanza. Todos con mucha gratitud al P. Alvarez-Ossorio, por su quehacer, por el testimonio de su vida, por su deseo de favorecer siempre, por su capacidad de acogida. Emocionados porque no nos imaginábamos que la enfermedad del cáncer le había dominado cuando últimamente compartíamos conversación o cuando el reducido grupo de seglares y sacerdotes cumplía con el rito del café a las 11 de la mañana en la calle Salvago. Han muerto de esos pocos, el seglar conocido como “el abuelo” y el P. Luis. Siempre de la misma manera, con las mismas reacciones, con mucha vida en el rostro. Con la sabiduría de tantos años que ayudaba a relativizar y concentrar esfuerzos y preocupación por lo que merece la pena. Y para Luis Alvarez-Ossorio el gran servicio de ahora tenía un beneficiario, el quehacer docente de la Fundación y el aliento en favor de los profesores de religión, tanto de Primaria como de ESO y Bachillerato. Queridos profesores, cómo ha vivido vuestras preocupaciones, inseguridad ante el futuro, las propuestas educativas de las distintas políticas, también el deseo de que vuestro esfuerzo pedagógico fuese muy útil a los alumnos de los muchos centros. ¿Quien era el P. Luis Alvarez-Ossorio? Sevillano confeso, que ejercía con discreción y sabiduría, nacido el 22 de septiembre de 1930 por accidente en Moguer, puerto de buscadores de horizontes utópicos. De familia muy conocida, el P. Luis es enriquecido a través de sus muchos años de peregrino de lugares y de tareas, asumiendo características de obras, culturas y personas distintas. Estudios en el Colegio Villasís, que después se transformaría en el conocido Colegio de la Compañia de Jesús, Porta Coeli. Son años de mucho entusiasmo apostólico y los testimonios de S. Francisco Javier y la cercanía de las Congregaciones Marianas forman el alma del adolescente que busca “imitar” a Jesús hasta lo más. Con 16 años ingresa en el noviciado de la Compañía de Jesús. Puerto de Santa María, edificio viejo, austeridad mucha, obediencia desde el principio,. Y mucho amor a Jesucristo, y a la Virgen, que ella es necesaria siempre y hay que pedirle que nos ponga junto a su Hijo, como pedía San Ignacio. Se lo pidió tantas veces el joven novicio... Después a Salamanca. y a Chamartín, en Madrid. La experiencia de los años de “maestrillo”, tan peculiar en la Compañía la realiza durante tres cursos en Panamá, Maestro y Licenciado en Románicas. Teología en la querida Facultad de Cartuja en Granada que ha sido fuente de conocimiento cristiano para muchos de los presentes. Es ordenado presbítero el día 15 de Julio de 1960. Su primer destino como sacerdote, “a mayor gloria de Dios”, capellán castrense en Granada y después en Ceuta. ¿Verdad que no lo imaginamos con uniforme, estrella de alférez y la cruz bordada en el cuello de la camisa militar? Por fin ha llegado el excepcional tiempo de la tercera probación, el definitivo en la formación del jesuita, “consagrado para la misión”. Al final, cuarto voto y el ideal que quiere vivir y para lo que se ha preparado del hombre de los Ejercicios Espirituales y la Fórmula y Constituciones de la Compañía. Un amor apasionado por Jesucristo, “Mi Señor”, repetía San Ignacio; pasión por la Iglesia y celosa fidelidad al Papa. Y en cada momento, discernir “propter evangelium”, teniendo presente “el modo nuestro de proceder”, expresión tan característica en la Compañía de Jesús. Con 34 años comienza a vivir con generosidad su servicio misionero. Director del Centro de estudios Politécnicos de Huelva, Prefecto del Colegio de Las Palmas, Vice-Provincial de Enseñanza, Rector del Colegio de San Estanislao en El Palo, Delegado de Radio ECCA, Secretario Técnico de los Obispo del Sur de España, Provincial de la Compañía de Jesús y Rector del Colegio Porta Coeli. Ubeda, como Rector de la SAFA. La Compañía le encomienda la dirección de la Fundación Loyola. Cumplido el servicio es trasladado a Málaga, como superior de la Residencia de la Compañía de Jesús. El obispo de Málaga, que le conoce de antiguo, pide al provincial pueda nombrarle Patrono de la Fundación Diocesana de Enseñanza, “Santa María de la Victoria”, con especial dedicación al Centro de Educación Secundaria “Santa Rosa de Lima”. Y como lo hace muy bien y tiene experiencia en cantidad y calidad, también el P. Luis es Delegado Diocesano de Enseñanza. Este curso su residencia ha sido la Comunidad del Colegio de “San José”, que ha debido compaginar con la residencia del Colegio de San Estanislao, debido a sus operaciones y al último proceso de enfermedad.. Con reciedumbre de hombre de fe, pidió integrarse en la enfermería cuando el médico le comunicó el diagnóstico y, con cierta urgencia, recibió la primera dosis de quimioterapia. Años de entrega al quehacer educativo, fiel a la carta que el P. Arrupe escribe el 25 de Agosto de 1965 que expresa la importancia y la fuerza apostólica de los colegios. Por si os puede ayudar y animar en esta tarde, recuerdo estas líneas: “... no podemos ser fieles a nuestro ideal apostólico más que trabajando en la formación integral de los jóvenes a nosotros confiados, asegurando la firmeza de su carácter, la rectitud de su juicio y de su sensibilidad, su apertura comunitaria y social...” Convencido del sentido humano y evangelizador de la educación de la juventud a ello dedicó, porque así se le encomendó, gran parte de su vida. Otro periodo, menos extenso pero muy intenso, fue el servicio como provincial. Estar al servicio de los jesuitas de la provincia bética y de las obras de la Compañía, con el deseo de que cada día se integrasen más en la “comunión eclesial” y que todo sacrificio tuviese su razón de ser “en todo amar y servir”. Entusiasta y apasionado del carisma ignaciano, que sabía indicar en momentos oportunos con sencillez y discrección. Hombre de cualidades excepcionales. Así se le ha descrito, amable, con gracia andaluza verdadera y que se integra con cierta dosis de seriedad, acogedor, afable y trabajador incansable. Le recuerdan las personas que han trabajado con él en la Delegación de Enseñanza, en el Colegio de Santa Rosa de Lima. Sin protagonismo, compartiendo problemas y posibles soluciones. Respetuoso y sabiendo valorar a los demás. Y los muchos maestros que fácilmente le encontraban en calle San Juan, dispuesto siempre a conseguir que cada uno tuviera horario completo, con las mayores facilidades posibles. Hombre de favores y actitud de servicio. Hombre de paz y de concordia, sobrio en sus expresiones hasta dar la impresión en algún momento de cierta distancia, pero que guardaba lo que define la grandeza de la persona, su sensibilidad y su comprensión. Ha debido durante su vida de ministerio y de gobierno, tener que comprender tanto. Ha intentado objetivar al máximo las situaciones para poder ofrecer su aportación libre a la solución. Y siempre, ha sabido callar su intimidad. Durante todo su vida de ministerio, tanto docente como de gobierno, ha tenido la conciencia expresa, explícita, de que era presbítero jesuita. Por eso siempre procuró ejercer el ministerio de la palabra y del acompañamiento. Cada año dirigía algunas tandas de Ejercicios Espirituales y a su confesonario y residencia se acercaron muchos cristianos que buscaban buscar lo que Dios quería o, sencillamente desde el mejor tono interior, discernir la voluntad de Dios en todo. Ministerio sacerdotal que ha ejercido con mucho amor y entrega a los Equipos de Nuestra Señora. El se sentía enriquecido con la amistad y cercanía de los laicos, muchos laicos Cuántas parejas no agradecen hoy a Dios la palabra y el aliento del P. Alvarez-Ossorio.que les ayudó a descubrir caminos peculiares de santidad y superación de crisis. También con los cofrades de la Redención y de la Virgen de los Dolores, de la Parroquia de San Juan. Cercanía como Director Espiritual, siempre a disposición de la cofradía que le ha requerido casi de forma permanente para que colaborase en el los fines establecidos en los Estatutos. En lo espiritual, en lo moral y hasta en la búsqueda y solución cuando ha debido buscar lugar para el culto de los titulares. Y su vida hacia el interior, la gran aventura, la más atrayente, la más atrevida de cada uno de nosotros. Es la que desconocemos en gran parte. Pero sí sabemos que la ha querido recorrer. Con la cercanía del Espíritu ha recorrido etapas, aquellas que lenta y progresivamente acercan, con palabras del P. Rahner, “al silencio de Dios” En silencio acoge en paz la palabra del médico que le comunica la enfermedad irreversible que sufre. El silencio en el cual percibe y agradece la cercanía entrañable de los jesuitas y de los amigos, al final de sus hermanos de Compañía que son testigos de sus últimos días, de su momento final. El P. Luis ha tenido la mejor muerte: la certeza por la fe de la presencia de Dios y de la Virgen y de la Compañía de Jesús que ha sido sacramento en la mano de otro compañero de vida, de vocación, que le transmitía el apoyo de la mejor fraternidad. La mejor ayuda para llegar al cielo. Quién no quisiera una muerte así. Creo que Luis en el último momento comenzó a rezar desde el silencio lleno de clamor de Dios Trinidad, en la presencia de María y de San Ignacio: “Tomad, Señor y recibid, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y mi voluntad...Todo mi haber y poseer”. Y se fue y ahora, desde el cielo, nos dice que hay que continuar la tarea, con el mejor espíritu, con la más exquisita pedagogía. Que Dios lo quiere, los alumnos lo necesitan. Es la misión de la Iglesia que vosotros, educadores, realizáis. Y todos rezamos con gratitud, afecto y con deseo renovado de vivir el seguimiento de Jesús. Francisco Parrilla Gómez, Pbro. Autor: diocesismalaga.es Más artículos de: Semblanzas Semblanza de Antonio López BenítezSemblanza de José Avila Barbo Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir