DiócesisSemblanzas Semblanza de Antonio Velasco Gómez Publicado: 23/12/2006: 3491 Sacerdote diocesano Oh Dios, que brille tu rostro y nos salve. Pastor de Israel, despierta tu poder y ven a salvarnos. Mira desde el cielo, Dios grande, ven a visitar tu viña... Son estas palabras expresiones que recitaremos dentro de poco en el salmo responsorial de la Eucaristía que comenzamos, de la especial Acción de Gracias que iniciamos ahora. Y es que Dios visita a su pueblo, a cada uno de nosotros, salvando siempre. Icono de esas visitas del Señor es la visita que hace, según el Evangelio, María a su prima Isabel. María, visitada por el ángel mensajero de Dios, lleva lo más grande que ha recibido, su propio Hijo, aprisa, a casa de su parienta. También nuestro hermano sacerdote, Antonio Velasco, visitado por Dios en su nacimiento, en su Bautismo, en su ordenación sacerdotal… ha llevado a lo largo de sus 78 años a ese mismo Dios a casa de tantas gentes, de tantas personas, de tantas mujeres y hombres necesitados de lo más grande, del Evangelio: le agradecemos hoy su vida al Padre del Cielo. Don Antonio Velasco Gómez nació en Mollina el 29 de julio de 1928. Pocos días después era bautizado en la parroquia de Ntra. Sra. de la Oliva. Su padre trabajaba por entonces como funcionario del ayuntamiento de Antequera. Y eran en casa cinco hermanos, Antonio el penúltimo de ellos. Unos años después pasaron a vivir en Antequera. El 24 de septiembre de 1939, con 11 años, solicitó su ingreso en nuestro Seminario, al que llegó cinco días después superado el examen de entrada. Tras el inicial curso Preparatorio fue avanzando los distintos años de latín, retórica, filosofía y teología, destacando siempre en su buen comportamiento, su vida religiosa y su buen humor. Amigo de todos, excelente compañero. Por fin, el 31 de mayo de 1952, fue ordenado sacerdote en el aconteci-miento más importante que vivía en aquella fecha la Iglesia española, en el Congreso Eucarístico de Barcelona. Otros sacerdotes malagueños compañeros suyos en aquella feliz jornada fueron D. Jesús Sánchez Pérez, D. Juan López Albanés, D. José Melgar Gómez y D. José Guzmán Pérez. Y D. Matías Baño, entonces de la diócesis de Ciudad Real. (A los malagueños, nos recuerda Don Miguel Ángel Corrales que los llevó él a Barcelona. Por aquellos años Don Miguel Ángel era superior de los teólogos). Don Antonio fue luego enviado como sacerdote a distintas misiones: Un primer año, como capellán de las MM. Reparadoras, en Málaga. De 1953 a 1957, en la serranía de Ronda: párroco de Montejaque y encargado de la parroquia de Jimera de Líbar. Del 57 al 61: párroco de Cuevas Bajas. Del 61 al 65: párroco en Tolox. Del 65 al 70: párroco en Riogordo. En 1970 se le encomendó su misión sacerdotal en Antequera. Del 70 al 86 fue párroco en San Pedro. Y ya, desde septiembre de 1986 en adelante fue sacerdote adscrito a la parroquia de San Sebastián y rector de la Iglesia de los Remedios. En todos estos lugares vivió siendo el hombre de Dios y el buen pastor que le pedía el Evangelio, que había aprendido en el Seminario y que él supo disfrutar y gozar en cada momento de su vida. Un percance, un accidente, una caída estando en Riogordo, mientras preparaba un Nacimiento en la fechas cercanas a la Navidad, fue el comienzo de su luego progresiva ceguera. Ni la operación del Dr. Carreras en Granada, ni las atenciones del Dr. Barraquer en Barcelona lograron ya nunca una vista sana para él. Sin embargo su ceguera no fue óbice para continuar, según las posibilidades, con su misión sacerdotal: para la Eucaristía, en casa, con una lupa preparaba el texto del Evangelio, texto que luego ya proclamaba, con su cariño y su celo pastoral, a todos en la celebración. De la misma forma, la celebración de otros sacramentos… Prácticamente todo de memoria. Hombre de Dios, buen pastor en la misión encomendada y siempre hombre muy metódico en sus horarios, cariñoso con todos y con un constante buen humor. Sacerdote del Señor, al servicio de todos los hermanos. Ponemos ahora su vida ante el Padre del Cielo. Seguro que allí habrá oído como dichas hoy a él las palabras del Evangelio: Dichoso tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Antonio Aguilera Cabello , Antequera, 24 de diciembre de 2006 Autor: diocesismalaga.es Más artículos de: Semblanzas Semblanza de Francisco Parrilla GómezSemblanza de Modesto Martínez Remiro Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir