Noticia «Necesitamos pedir por los difuntos» Cuadro de las Ánimas de Niño de Guevara en la Iglesia de Santiago Publicado: 25/06/2020: 15905 Ante la celebración, este viernes, de las misas funeral por las víctimas del coronavirus en todas las parroquias de la diócesis, el delegado diocesano y profesor de Liturgia en los centros teológicos, Alejandro Pérez Verdugo, ha explicado en El Espejo de COPE la importancia de la oración por los difuntos y el sentido de los distintos ritos funerarios católicos. Escucha aquí la entrevista con Alejandro Pérez Verdugo Alejandro Pérez se ha referido en primer lugar a la Eucaristía que tendrá lugar en la Catedral presidida por el Sr. Obispo: «este es un funeral importante porque esta misma intención de orar por las víctimas de esta pandemia, especialmente por las víctimas de nuestra Diócesis de Málaga, se va a celebrar de una forma muy especial en la iglesia madre de nuestra diócesis que es la Catedral». El delegado de Liturgia ha explicado que la liturgia exequial en la iglesia es muy diversa: «están las misas por el eterno descanso de los difuntos, la misa exequial con el cuerpo presente, la misa de aniversario, las misas aplicadas por el difunto que pueden ser semanales, la misa de una sola intención por un difunto o de varias intenciones por varios difuntos... Hay una gran diversidad de celebraciones con la intención de acordarse de los que ya no están con nosotros. Lo que es central en todas ellas es lo que es central para la Iglesia: el misterio pascual. Rezamos para que se encuentren ya con el Señor. Es una oración que tiene también un valor de purificación. Pedimos para que se les purifique de aquellas cosas que no han sido conforme a Dios en sus vidas. Y esto es fundamental, porque ninguno somos perfectos y todos necesitamos de esa última purificación. Por eso necesitamos pedir mucho por los difuntos en la Iglesia, pero siempre con el enfoque del misterio pascual; es decir, partimos siempre de la fe en que Cristo ha resucitado y de que los que se han ido, viven en Cristo». Lo que se celebrará este viernes es una misa funeral, que no hay que confundir con la misa exequial, que se realiza con el cuerpo presente y con la que se da el último adiós al cuerpo del difunto. En esta última celebración hay unos signos que hacen presente la fe de la Iglesia como ha explicado el también canónigo: «se asperja el féretro con el agua bendita que nos recuerda el bautismo. Es decir, la persona que ya un día inició su camino a la vida eterna en el bautismo, recibe esta agua que lo recuerda porque ahora sí que entra ya en esa vida eterna de una manera definitiva. Otro símbolo es el incienso, recordando que somos templos del Espíritu y que por tanto el cuerpo que ha terminado ya en este mundo tiene recibe todo el respeto, todo el honor. Asimismo, como el humo del incienso, nuestras oraciones por el difunto suben a la presencia del Padre. Y por supuesto, el símbolo fundamental es el del cirio pascual. El cirio representa a Cristo resucitado. Es el cirio que ha sido consagrado en la vigilia pascual de ese año y que cada año nos recuerda esta dimensión pascual fundamental de la vida de fe. El cirio pascual se enciende para los bautismos, inicio de la vida cristiana, y para el final de la vida cristiana y tránsito a la vida eterna». Los ritos exequiales cristianos hacen presente, asimismo, la comunión de los santos que proclamamos en el Credo: «Nosotros pertenecemos a una Iglesia que tiene tres dimensiones: la Iglesia militante, que somos los que caminamos ahora mismo en este periodo de tiempo que es la vida terrena; la Iglesia triunfante, que son los que están ya en el cielo definitivamente; y luego están los que pertenecen a esa otra Iglesia en un estado intermedio mientras pasan a la iglesia triunfante. Por eso necesitamos orar por los difuntos. Asimismo, también los que ya están en el cielo rezan por nosotros y esto es lo que se llama la comunión de los santos».