¡Alégrate!

Dentro del tiempo de Adviento celebramos hoy el Domingo “Gaudete”, es decir, el Domingo de la Alegría.

Pero, ¿realmente tenemos motivos para estar alegres? El evangelista Mateo nos ofrece varias razones: había quienes estaban cegados por la oscuridad del mundo y ahora ven con los ojos de la fe; algunos que estaban paralizados en los obstáculos de la vida, ahora andan por los caminos de Dios; otros que habían quedado infectados por los vicios mundanos ahora están limpios; los había que no tenían oídos para las cosas de Dios y ahora escuchan su Palabra; quienes estaban muertos en vida han resucitado y encontrado sentido a su existencia… Mira a tu alrededor porque seguro que conoces a algunos de ellos; o incluso, puede que tú seas uno de éstos.

Y es que la alegría que viene del encuentro con Dios es una alegría que quizás no cambia sustancialmente nuestro alrededor, pero nos hace mirarlo desde otra perspectiva, percibimos la realidad de otra forma y la propia percepción de nosotros mismos.

La alegría de vivir cada acontecimiento de la vida como un regalo de Dios, como una posibilidad para encontrarnos con el otro y con uno mismo. Esa alegría de existir y de disfrutar de las pequeñas cosas que nos ofrece la vida sea cual sea nuestra condición vital. La alegría de ver la vida con los ojos de la fe. ¡Mucha alegría y… mucho Espíritu!