NoticiaEntrevistas

David Trueba: «¿Los dejamos ahogarse?»

Publicado: 09/09/2020: 15472

El drama de la inmigración, la valla Melilla y su condición fronteriza entre Europa y África son el hilo argumental de 'A este lado del mundo', la última película de David Trueba (Madrid, 1969), que se ha presentado el Festival de Málaga.

¿Cuál ha sido su intención con este film? ¿qué quería mostrar?

Mi objetivo era, como casi siempre, que los tienen las ideas claras las tengan menos claras cuando salgan de ver la película. Siempre me han preocupado las personas que tienen las ideas tan claras que se permiten emitir juicios sin escuchar a las partes. Estoy contra eso en todos los ámbitos. Siempre digo: “vamos a complicarle un poco la cabeza a la gente”.  Hay que darse cuenta de que las cosas son complejas, no son ni blancas ni negras, ni tienen una solución fácil.

Y para ello, utiliza la perspectiva de un español medio que no tiene ningún interés en el asunto, como es el protagonista de su película.

Eso es, alguien que no tiene opinión con respecto a este tema, porque es un conflicto que ve de lejos, solo en las noticias y cuando aparece cambia de canal. He tratado de meter a esta persona en esa realidad y que sea natural y creíble y además de una manera nada pasional. La historia muestra como este ingeniero sin ningún interés en el conflicto se va metiendo en él y además se da cuenta muy rápido de que el conflicto no tiene solución. Cuando un conflicto no tiene solución es el territorio perfecto para los aprovechados que quieren vivir de ese negocio que hay siempre. Y el protagonista tiene que reaccionar de la única manera que yo considero que se puede reaccionar, que es a nivel humano, en el cara a cara. Una cosa son mis ideas preconcebidas del problema, mi ideología y otra muy diferente cuando lo tengo delante y es una persona de carne y hueso. Esta situación se produce mucho en el salvamento en el Mediterráneo, mucha gente dice, “si los salvamos contribuimos a las mafias”, y sí, la repuesta es estupenda pero ¿lo dejas ahogarse? o ¿lo sacamos del mar? Hay algo que está por encima de todo y es la dignidad de las personas, luego intentaremos resolver el conflicto. Cuando a los datos o a las cifras les pones cara y ojos, todo empieza a cambiar y a tener otro valor. Yo creo que ese es uno de los problemas que tenemos en este mundo tan mediatizado en el que nos encontramos que tenemos una cierta tendencia a reducir la humanidad a cifras.

Melilla forma parte de la Diócesis de Málaga ¿Qué cree que podemos hacer al respecto cada uno de nosotros?

Pues echar una mano al otro, es lo máximo que podemos hacer. El problema ya lo vemos, pero las soluciones están muy lejanas. Son cosas pequeñas, sobre todo intentar paliar el dolor, el abandono, dar una esperanza y no mirar por encima del hombro.

Creo que hay que tener una doble actitud, por un lado la personal, qué puedo hacer yo, qué tengo a mi alcance, y luego la geoestratégica o política, para que a la hora de juzgar tengamos en cuenta la complejidad del problema y la dificultad de encontrar una solución real. Es muy fácil descalificar al que piensa distinto a ti, pero hay que pensar que aún así podemos llegar a acuerdos en cosas. Me parece muy sensible que esto se haya convertido en una discusión política cuando estamos hablando de un problema humano y social y eso es lo que me indigna, la utilización de las personas, cuando todo el mundo sabe que la solución no va a estar en la política.

Ha comentado en alguna ocasión que las vallas se remontan al origen del hombre, antes incluso que los archifamosos muros de Babilonia ¿Podríamos decir que el ser humano no aprende?

Sí, es sorprendente, pasan los siglos y las soluciones siguen siendo como un parche. Es muy sorprendente que todavía a estas alturas la solución sea una barrera física, cuando sabemos que son un parche ocasional. Si pensamos en el muro de Berlín o la Muralla China, son lugares que visitamos en la actualidad y consideramos que son muy vergonzantes, pero cuando construyes algo parecido no te parece tan grave porque lo estás viviendo en directo, pero en realidad es tremendo, que la crisis de los refugiados disparara las vallas en toda Europa, que el presidente de Estados Unidos diga que va hacer el muro más ancho o que el conflicto entre Israel y Palestina se va a resolver con un muro más grande. Es sorprendente que sigamos así 4.000 años después de los primeros fracasos de muros.

Ha comentado que no quería hacer una película contada desde la visión del inmigrante, porque siempre acaban siendo demasiado paternalistas, pero ha contado en el reparto con un inmigrante real, ¿no es así?

Así es, Zidane Barry salió de Guinea a los 12 años y no había vuelto a ver su madre, era una biografía parecida al personaje. Cuando usas actores no profesionales es muy importante que de alguna manera trasladen lo que llevan dentro y me acordé de una asociación del barrio de Hortaleza, en Madrid, que albergaba chicos de los que se quedan en la calle cuando cumplen la mayoría de edad y los sacan de los centros de tutelaje. Aquí les dan formación y ayuda. Y durante la cabalgata de Reyes que organiza el barrio suele representar al rey Baltasar.

¿Y el resto de los actores como lo ha vivido?

Creo que les motiva más, porque los actores tienen que estar al altura. El mejor reto que le puedes poner a un actor es ponerle la verdad enfrente, también cuando lo llevas a una localización determinada, lo maravilloso es que el actor tiene que usar sus armas, y eso genera una dinámica muy interesante donde no valen los postizos, le tienen que salir cosas de dentro porque si no el otro les anula, pasa igual cuando trabajas con niños.

Anna Alarcón en la piel de Nagore dice: “Muchos creen en Dios, pero ¿cree Dios en ellos?”

En general dejo que los personajes me hablen y no hablar a través de ellos. Supongo que ahí expresa una frustración que siente como tantas otras personas que viven esta situación. Yo he tenido una formación religiosa y esos valores están dentro de mí y además lo preservo y los conservo en todo lo bueno que me puedan traer y ayudar. Ves a mucha gente utilizar a Dios como si fuera un escudo protector que les permite no comportarse con arreglo a lo que esa fe les obliga. Hablo de la actitud de algunas personas que se escudan en: soy creyente o voy a Misa, y por eso estoy libre de comportarme como quiera, y precisamente por eso estás adquiriendo un compromiso y creo que debes ser más exigente con tu comportamiento hacia las personas que no tienen ese compromiso. Yo creo que ese es el caso de Nagore con esta frase que expresa su sensación de abandono, haciendo alusión a aquella expresión: "abandonado de la mano de Dios".

Por su modo de hablar parece que ha tenido una formación religiosa, ¿es así?

Así es, pero le doy más valor a mis padres, han sido personas muy creyentes y las cosas que ellos me han inculcado han influido en mi manera de expresarme pero sobre todo en tener un comportamiento determinado, no tengo ningún complejo en reconocerlo, es una de las cosas que más festejo en mi vida y que he tratado de trasmitírsela a mis hijos como valores innegociables. Crea o no creas cuando veo algo que me gusta, que considero noble y defendible, me da igual de donde venga, lo adopto como propio y para eso creo que nos falta mucho, la gente tiene la tendencia a decir que lo que viene de los nuestros es todo bueno y lo que viene de los otros es todo malo. A veces la gente se sorprende de que tenga estos valores y los tengo y los defiendo, ojalá estuvieran más presentes en el discurso de todos.

 

Beatriz Lafuente

Licenciada en Periodismo e Historia. Casada desde 2011, es madre de un hijo.

beatrizlfuente
Más noticias de: Entrevistas