NoticiaColaboración El trípode Publicado: 01/08/2019: 13881 Trípode es un armazón de tres pies para sostener instrumentos de todo tipo. A lo largo de mi vida he podido observar la utilidad de dicho artefacto, que al no tener necesidad de apoyarse sobre una superficie plana, permite asentarlo de forma estable sobre cualquier alteración del nivel de la misma. El trípode ha sido de gran utilidad para el cine, la fotografía, el laboratorio, la pintura e incluso la cocina. Pero a mí, me ha sido de más utilidad en el campo del pensamiento y el espíritu. Hace casi cincuenta años alguien me dio una charla sobre los ideales de la vida. Su tesis se basaba en el cultivo de la memoria, la inteligencia y la voluntad. Un trípode de cualidades que te permiten caminar por este mundo siempre hacia delante. No todos las tenemos en la misma medida, pero si estiramos un poco las patas más cortas o encogemos la más sobresaliente, conseguimos el equilibrio en nuestro camino hacia la madurez. Los mayores podemos suplir la pérdida de memoria con un poco más de voluntad. La inteligencia hay que administrarla. Después, en otra charla, adoptaron este formato del trípode a la vida del cristiano: Oración, formación y acción. Tres caminos para seguir el ejemplo de Jesucristo para ser más consecuentes y más útiles a los demás. Por más que lo he intentado, no he visto la necesidad de encontrar esa cuarta pata que mejorara las anteriores. Con esas tres se “apaña” uno estupendamente. La oración te permite escuchar a Dios, la formación consigue mejorar su conocimiento y la acción o caridad pone en práctica todo lo meditado anteriormente: “Quien dice que ama a Dios al que no ve y no ama a su hermano es un embustero” (Juan 4-20) y ratificaba el apóstol Santiago en (2.14-16): “La fe sin obras es una fe muerta”. El ejemplo del trípode es en sí equilibrante. Estas tres patas te permiten no dedicar todo nuestro esfuerzo a rezar y formarse sin un compromiso posterior con los hermanos; ni a empecinarse en un compromiso con los demás sin base ni conocimiento. Cincuenta años acortando y alargando patas dan de si una lucha entre lo que nos gusta… y lo que debemos hacer. Si hoy no llegamos al equilibrio digamos con José Mota: mañana. NOTA: Como verán sigo filosofando. Es que los paseos playeros dan mucho que pensar.