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«Lo siento, no soy dibujante de profesión»

Publicado: 20/02/2015: 19107

La editorial San Pablo acaba de publicar Virtudes olvidadas, valores con futuro, donde se hace un pequeño homenaje al dibujante malagueño Patxi Velasco Fano. El testimonio de Fano es aprovechado en el capítulo dedicado al compromiso.

Escriben así los autores:

«Patxi es un reconocido dibujante pero lo suyo es la escuela. Lleva más de veinte años en un colegio enclavado en un barrio gitano en la periferia de Málaga. Hoy ha venido por primera vez el nuevo inspector de educación a hacer una visita al centro. Ha aparecido con un rostro que rozaba la admiración y la extrañeza.

- ¿Y estos dibujos de las paredes que rodean el colegio? –pregunta el visitante.

- Como aquí las paredes terminaban deslucidas por las pintadas y la suciedad, decidimos hacer un taller con las mujeres de la barriada. Ellas hicieron estos dibujos y, a partir de ahí, nadie se ha atrevido a estropearlos. ¡Son estupendos! –afirma Patxi con convencimiento.

Claro, el que estuvo detrás del taller fue él, que hizo los bocetos y les fue dando las orientaciones precisas al grupo de voluntarias.

El inspector se interesa también por el absentismo escolar.

- Aquí mucho absentismo no hay, aunque le pueda parecer increíble. Cuando los alumnos no vienen, los maestros vamos a su casa.

- Pero ya sabe que ese no es el procedimiento oficial –observa el funcionario.

- Efectivamente, aquí lo oficial no tiene demasiado éxito. Por eso

nosotros acudimos a las casas de los alumnos, porque a veces el padre está en la cárcel o ha sucedido algo que les impide asistir a clase. Somos parte de su familia –explica el maestro.

Lo que más le ha llamado la atención al visitante es el recreo, cuando ha contemplado a los profesores jugando con los alumnos al fútbol. O a Patxi tocando la guitarra con un coro alrededor de chavales bailando al ritmo de las palmas.

Después de despedir al inspector, Patxi ha recibido por la tarde otra visita que viene de Madrid. Es el director de una editorial.

- Mire, no sé cuánto le pagan por estar en este colegio. Yo le doy el doble.

- Lo siento. No soy dibujante de profesión. Mis dibujos son un don de Dios. Como son algo que Él ha puesto en mis manos, no puedo cobrar por ellos. Lo que me motiva es que ayudan a otros en cualquier parte del mundo. Me escriben desde Bolivia, Uruguay o Filipinas. Mi satisfacción es que puedan ser útiles. Además, me salen sin esfuerzo. Dibujo incluso cuando estoy dando clase. Así que creo que no va a haber trato.

Junto al colegio, Patxi cuida especialmente a su familia. Acaba de ser padre de su tercera hija. Y tiene tiempo también para trabajar en proyectos de Cáritas en la barriada. Responsabilidad, pasión y constancia son las claves de su vida.

- Es cuestión de organizarse y de quitarle un poco de tiempo al sueño. Pero merece la pena –suele responder a quienes le preguntan por su ritmo de vida.»

Virtudes olvidadas

Este fragmento puede leerse en el libro, que propone pautas educativas que ayuden a niños y adolescentes a descubrir e interiorizar algunas virtudes que conformarán su personalidad y les ayudarán a afrontar la vida adulta en el futuro: el respeto, el compromiso, el valor del tiempo y del dinero, el pensamiento crítico, la fortaleza, el equilibrio o la espiritualidad.

El libro incorpora, además, el ejemplo de una persona probada en cada una de esas virtudes, una relación de los textos bíblicos que se refieren a esa virtud, una reflexión en perspectiva pastoral y preguntas para la reflexión. Con este libro los autores –Carmen Pellicer, Martín Varela y Fernando Cordero ss.cc.-recuperan la vigencia de las virtudes al presentarlas como hábito de hacer el bien y verdadero entrenamiento del carácter que pone en práctica todo aquello que consideramos valioso en la vida cotidiana. El libro se completa con una bibliografía seleccionada.

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