Trabajo en el que ocupa lugar clave, junto con la oración y las celebraciones litúrgicas, un Plan Cíclico de Formación, de manera que, quienes pasan por el Seminario Menor, adquieren una síntesis de fe adecuada a su edad y motivaciones, y viven un tiempo de sereno discernimiento y maduración vocacional, orientado a la posible vocación sacerdotal.

No dibujaríamos adecuadamente el rostro del Seminario Menor sin señalar el papel que desempeñan las familias, los seminaristas mayores -que acompañan durante algunos años a los chicos- y los sacerdotes que viven con actitud de servicio y alegría por su llamada.

Otro dato digno de mención es que son los propios seminaristas del Menor los principales difusores de esta nueva experiencia: ellos la viven con gozo, se sienten enriquecidos, maduran en su proceso y, lógicamente, atraen e implican a otros amigos de su entorno.

El reto es ahora continuar con fe y entrega en este camino, consolidando y ampliando este medio, estos talentos que Dios ha puesto en nuestras manos. Este curso 2012-2013, con el lema “FíatE”, está marcado por el Año de la Fe que toda la Iglesia celebra.

Y en todo, seguimos contando con la cercanía afectiva y efectiva en todo momento del Obispo y del Seminario Mayor, cercanía que acompaña y anima esta realidad del Seminario Menor de Málaga.