El párroco, Jaume Gasulla, un grupo de feligreses y varios miembros de la ONG Madre Coraje los acogieron y organizaron las dependencias del templo parroquial para dar cobijo a estas familias el tiempo que fuese necesario.  «Llegaron con lo puesto, así que lo primero fue buscar ropa y calzado seco para adultos y niños, de lo que se encargaron los miembros de Madre Coraje», afirma el párroco. Los feligreses aportaron alimentos para el desayuno y el almuerzo, «algunos han ofrecido una olla de lentejas que habían preparado para almorzar en su casa», asegura Jaume.

Un miembro del equipo de calle de Cáritas Diocesana ha visitado varias veces la parroquia y la barriada de los Asperones, por las necesidades que pudieran surgir. También se han acercado activos de Protección Civil, por si necesitaba ayuda. Una vez cubiertas las necesidades básicas, los adultos han colaboradora en las tareas y los niños han hecho algunos dibujos «en los que han reflejado con total sencillez y sinceridad la situación que han vivido».

A última hora de la tarde del sábado, estas familias fueron realojadas en su barrio. Algunos han podido acceder a sus hogares, en los que ya se había achicado el agua, y otros se han alojado en casa de otros familiares. El párroco afirma que la parroquia está disponible para cualquier otra persona que lo necesite pues «son varios los hogares de los Asperones a los que el agua he llegado hasta el techo». «Se han marchado contentos y agradecidos, han colaborado en todo».

Esta parroquia también está afectada por las inundaciones, pues sus salones más bajos tienen hasta cinco centímetros de agua, pero está disponible para lo que haga falta pues «siempre sufren los mismos», afirma Jaume Gasulla. Para él, este día ha sido una muestra de lo que la Iglesia de Málaga hace por una sociedad mejor como afirma el lema del Día de la Iglesia Diocesana, que se ha celebrado este fin de semana, «el mejor sermón sobre la Iglesia Diocesana es el día de hoy», concluye.