NoticiaEn los Medios Es hora de mirar alto, por Rafael Pérez Pallarés Publicado: 10/01/2025: 219 El Alféizar Los reyes magos no han traído mal tiempo a Andalucía. Todo lo contrario, sus majestades han regalado también lluvia a nuestros campos sedientos, a nuestros pantanos que tiritan por la falta de agua, a nuestros hogares para que podamos beber y lavarnos. Quizá nos habremos portado bien. Ahora bien, no confundamos nuestros deseos con los deseos que proceden de lo alto. Es cierto que no siempre coinciden como cuando llueve en Semana Santa, pero ¿no hay mayor bendición que la lluvia en una tierra como Málaga necesitada de agua? A veces cuesta ir más allá y seguimos centrados en nuestro particular ombligo. Algo muy diferente a lo que los Reyes Magos hicieron. Los Magos de Oriente, astrólogos para más señas, supieron entender las señales y salir de su comodidad; descubrieron que, más allá de sus deseos, había una llamada a salir de su zona de confort, como dirían algunos modernos. En la obra del 'Pseudo-Beda Excerptiones patrum, collectanea et flores' se describe una caracterización de los magos de oriente: el primer mago Melchor era un anciano de cabello y barba largos; Gaspar, un joven imberbe de tez rubicunda y Baltasar tenía piel oscura y con toda la barba. Lo cierto es que, a la hora de la verdad, da igual quiénes y cómo fueran, pero lo que sí importa realmente es que la llamada de la estrella de Belén, independientemente de que coincida o no con un fenómeno natural, como reconoce el sacerdote malagueño Miguel Ángel Gamero, es signo de que pone en camino a los Magos para que se produzca una de las grandes epifanías que contienen los evangelios. Sí, la epifanía, la manifestación de Dios. Esa epifanía que enseña a salir de nuestros particulares claustros y entender las importantes señales del cielo como algo necesario para crecer y vivir.