NoticiaRecursos de Cuaresma AUDIO. Claves para liberarte de ataduras Publicado: 14/02/2024: 27396 Retiro de laicos El superior de los jesuitas de Málaga, Pablo Ruiz Lozano, reflexiona sobre el tema que va a centrar el Retiro de Cuaresma para Laicos organizado por la Diócesis: los afectos desordenados, y da claves para combatirlos y poner en el centro de nuestra vida a Dios. La cita es el 24 de febrero en el templo del Sagrado Corazón de Jesús, en la plaza de San Ignacio, a las 10.30 horas. Audio del retiro de Laicos impartido por Pablo Ruiz Lozano s.j. Retiro de Laicos de Cuaresma, por Pablo Ruiz Lozano sj, sobre las afecciones desordenadas La Vicaria para el Laicado convocó a todos los fieles de la Diócesis a tener una mañana de oración en el tiempo de Cuaresma guiada por el jesuita Pablo Ruiz Lozano. El superior de la comunidad de jesuitas de Málaga abordará aquellas ataduras que «nos impiden tener como centro a Dios». En palabras del vicario, Manuel Ángel Santiago, «es una invitación a ponernos en camino siguiendo a Jesucristo para profundizar y acoger su misterio de salvación en un verdadero espíritu de conversión». Llamada a la conversión En la Cuaresma, estamos llamados a la conversión. Este es el marco en el que nace la reflexión que Pablo Ruiz s.j. plantea a los fieles diocesanos. «Amamos muchas cosas, pero no todas tienen el mismo valor -explica-. A veces puede ocurrir que cosas que son buenas las ponemos por delante de otras que son mucho más buenas. Cuando hablamos de conversión, podemos pensar que esta significa salir del pecado y cambiar de vida, y eso es así. Pero en muchas ocasiones, encuentro personas que tratan de ser fieles a su vida como cristianos pero que están atadas por otras cosas que les impiden entregarse más al Señor. Si lo comparáramos con una carrera, el pecado no nos dejaría ni salir a correr. Las afecciones desordenadas (o afectos desordenados) son como obstáculos en esa carrera. No nos dan plenitud. En la jerarquía de valores de nuestra vida hay un valor absoluto, que es Dios. Su voluntad es nuestra felicidad, y esta no será plena si no entendemos que hay cosas que, aún siendo buenas o indiferentes, debo dejar en el camino». Afecciones desordenadas Este es el motivo que ha llevado al jesuita, profesor de la Facultad de Teología de Granada, a elegir para el retiro las “afecciones desordenadas”. «Es el caso del joven rico. Es una persona buena, quiere cumplir los mandamientos pero cuando Jesús le pide que deje su riqueza y le siga, no es capaz de dar más, está apegado a ella. Esos apegos son como cuerdas que nos atan. Si no los descubrimos y les ponemos límites, nos vamos a quedar en la mediocridad, no vamos a poder entregarnos plenamente al Señor. Y cuando hay una atadura, la apertura al pecado es más grande», afirma. Esas afecciones «a veces pueden ser subconscientes, dinámicas en nosotros que no sabemos que están ahí. Reconocerlas conlleva un esfuerzo. San Ignacio de Loyola, en sus primeros años de General, encuentra a jesuitas jóvenes que cogen una afección desordenada por la oración, ¡una cosa buenísima el orar!, pero cuando les impide entregarse a otras dimensiones de su vocación, está desordenado, no es lo correcto», añade. Como método para irlas descubriendo, Ruiz Lozano invita a los ejercicios espirituales, «y como herramienta que no es exclusiva de ellos, al examen de conciencia, la revisión de uno mismo al final del día, que nos permite darnos cuenta de por qué no he hecho lo que tendría que hacer, qué me lo impide, qué me ata». Una vez descubiertas esas ataduras, y para desprendernos de ellas, «lo primero es ponerles consciencia. Luego, orar; y, como nos propone la Cuaresma, un cierto grado de ascesis, que nos ayude a liberarnos». El superior de los jesuitas advierte que esta carrera es de largo recorrido: «Cuando logremos quitarlas, aparecerán otras, porque el corazón siempre anda buscando pequeños espacios de compensación. No hay que rendirse».