NoticiaColaboración Ponerse en sus zapatos Publicado: 08/08/2019: 4784 Esta frase me ha recordado aquella película sobre el Padre Damián que causo un gran impacto en mi juventud. Aquel film: Molokai (rodada en Málaga en los Jardines de la Concepción en el 1959), recogía la vida del Padre Damián en aquella isla de Hawai habitada por leprosos, su visión marcó mi adolescencia. Aquella frase: “nosotros los leprosos” me indicó una forma maravillosa de entender el cristianismo compartiendo la vida de los que sufren desde la experiencia propia. Cada vez que he tenido que intentar comprender la vida de los que sufren, en vez de pensar el porqué, procuro ponerme en su lugar y descubrir las circunstancias de su proceso. Eso me pasó la primera vez que compartí la mesa con un enfermo de sida, entablado una larga conversación con un vagabundo o viviendo en una casa prestada con los emigrantes. Desde aquel lado de la acera se ven las cosas de distinta manera. Lo pude comprobar una vez que me encontré solo en la rica Suiza sin dinero ni para llamar por teléfono y lo tuve que mendigar en la puerta de una Iglesia. Cuando hablas con aquellas personas que son marginadas por su opción sexual, por una ruptura matrimonial o por cualquier tipo de delito que les han llevado a prisión -circunstancias que les marcan ante la sociedad como culpables-, descubres que detrás de todo esto hay una experiencia vital que a ti, posiblemente, te hubiera hundido más. Lo mismo pasa con la emigración desde África. Hasta que no se vive entre ellos y como ellos, no se comprende el ansia por vivir en sitios donde no falte el agua, los alimentos o los servicios médicos. Lugares donde sus niños tengan una escuela y una maestra que les eduque. Esa experiencia la está viviendo mi hija Inmaculada –maestra del Colegio de los Olivos- ahora en Togo. Me enviaba fotos de paisajes, grupos e instalaciones, pero cuando ha “tocado pelo”, cuando se ha metido en sus zapatos, ha sido cuando ha acarreado agua o dado clase a un montón de niños, bastante oscuros de piel, vestida de colores llamativos. Ella puede decir ahora sin problemas: “nosotros los africanos”.