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Visita Pastoral a la parroquia de San Miguel (Antequera)

Visita Pastoral del Sr. Obispo a la parroquia de San Miguel, en Antequera
Publicado: 22/09/2022: 4948

Homilía de D. Jesús Catalá en la Eucaristía celebrada en la parroquia de San Miguel de Antequera durante su Visita Pastoral

VISITA PASTORAL A LA PARROQUIA DE SAN MIGUEL

(Antequera, 22 septiembre 2022)

Lecturas: Ecl 1, 2-11; Sal 89, 3-6.12-14.17; Lc 9, 7-9.

1.- Caducidad de las cosas

La Palabra de Dios nos hace ver las cosas caducas y efímeras. Sobre la caducidad de la vida dice el autor del Eclesiastés: «¡Vanidad de vanidades! –dice Qohélet–. ¡Vanidad de vanidades; todo es vanidad!» (Ecl 1, 2). «Lo que pasó volverá a pasar; lo que ocurrió volverá a ocurrir: nada hay nuevo bajo el sol» (Ecl 1, 9).

Si nos apegamos a lo que cambia y fenece no encontramos la felicidad verdadera. Si pusiéramos nuestra felicidad en una flor, que en un día o dos se marchita, quedaríamos sin la ilusión de la flor. Si nos apegamos a las cosas caducas, nuestra vida no tiene sentido. Se trata de una sabiduría, una enseñanza, un saber, un estilo que del cristiano: saber dónde tiene que poner el corazón.

En el encuentro previo a esta Eucaristía decíamos que nuestra sociedad pone el corazón en otras cosas, no en Dios; y así le va, porque no encuentra el sentido verdadero de su vida.

2.- Caducidad del tiempo

Dice también el autor del Salmo que hemos leído: «Mil años en tu presencia son un ayer que pasó; una vela nocturna» (Sal 89, 4).

Dios está por encima del tiempo. Nosotros vivimos en las coordenadas del tiempo y espacio; en un momento concreto de la historia y en un lugar determinado del mundo. No tenemos la posibilidad de la ubicuidad, ni la de estar en dos épocas distintas al mismo tiempo, el éste también es caduco.

Hay que aprender la sabiduría de Dios para valorar y querer lo que sea eterno; porque estamos llamados a la eternidad. La vida temporal termina. Hay gente que piensa que se debe disfrutar aquí, porque cuando se muere temporalmente, no existe nada más.

3.- La vida eterna, presente en la vida temporal

Los cristianos tenemos la certeza de la fe de que después de esta vida temporal hay otra vida, eterna. Es como abrir una puerta y pasar desde esta vida a la otra. Con la salvedad de que esa otra vida ya está presente en este mundo. La vida eterna no solo se vive cuando acaba la terrena, sino que la vida eterna ha entrado en la historia y se ha hecho presente. ¿Os parece una contradicción?

Jesucristo, el Hijo eterno de Dios, entró en la historia al hacerse hombre y tomar carne humana. Por tanto, la vida eterna ha entrado ya en este mundo. Cuando celebramos el misterio Pascual el Eterno entra en la historia.

Voy a definirlo de una manera poética. Cada celebración eucarística es como un momento de cielo, como un tiempo de eternidad, como un cachito de cielo. Cada vez que celebramos la Eucaristía, misterio pascual de Cristo resucitado, celebramos un momento de eternidad.

¿Cuántos de vosotros, en algún momento de vuestra vida, habéis dicho: «Ojalá este momento se perpetuara» siempre? Habéis saboreado la felicidad y habéis deseado que ese momento fuera eterno. ¿Lo habéis vivido alguna vez? Levantad la mano los que lo habéis vivido. (Un grupo numeroso de fieles levanta la mano). Me alegro mucho y ojalá lo viváis más veces. En la celebración del misterio pascual Dios nos transforma y nos hace partícipes de su vida eterna.

Siendo caduco el tiempo, podemos tocar la eternidad con la mano, según nos dice la fe. Y estos momentos de eternidad no debemos perderlos, porque nos ayudan a vivir los tiempos terrenos, más limitados.

4.- Dios es nuestra fortaleza

Con el Salmo hemos cantado que Dios es nuestra fortaleza: «Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo» (Sal 89, 14). Le pedimos al Señor que haga prósperas las obras de nuestras manos.

Es necesario agarrarse a Cristo, Señor que da sentido a nuestra vida y nos ayuda a pasar las tempestades, tentaciones y crisis. Estamos en un momento de muchas crisis, ¿verdad? Crisis de salud pandémica, crisis económica, crisis de inflación, crisis de falta de paz, crisis de guerras. Estamos siendo zarandeados por tantos vientos contrarios ¿Dónde podemos cogernos para no perder el equilibrio, para no perder el sentido de la vida, para no perder el horizonte al que estamos llamados? ¡A Cristo! Celebrar la Eucaristía nos centra, da sentido, nos da equilibrio e impide que nos balanceemos o que caigamos.

5.- El testimonio de Juan Bautista

Retomo el diálogo que hemos tenido antes de la Eucaristía, en el que os decía que nos toca ser hoy testigos de Cristo y pregoneros de su Evangelio en nuestro mundo, que no busca a Dios.

¿Qué hizo Juan Bautista? Arriesgó su vida por hablar como precursor de quien venía detrás, Cristo. Arriesgó su vida y la perdió; lo decapitaron por decir la verdad a Herodes, por no callarse, por denunciar injusticias.

No decimos ahora que salgamos a la calle para hacer manifestaciones, como hacen los grupos políticos. Pero los cristianos hemos de ser capaces de decir la verdad y denunciar las injusticias; y, además, procurar vivir personalmente sin esas injusticias.

Si Juan Bautista fue capaz de dar la vida por señalar al precursor y por decir la verdad, nosotros estamos invitados también a hacerlo.

6.- La Visita pastoral

Termino recordando el objetivo de la Visita pastoral: que renovemos nuestra fe, que nos rejuvenezcamos, que revisemos cómo celebramos y vivimos la fe, y cómo damos testimonio de la misma.

Como todo eso no se puede hacer en una tarde, os invito a que, a partir de mañana, todos los miembros de la comunidad seáis capaces de dialogar, junto al párroco D. Tomás a la cabeza, para plantearse cómo podemos celebrar mejor la fe, cómo podemos ser mejores testigos en la sociedad, y qué podemos deberíamos hacer cada uno.

¡Buen ánimo! Estoy muy contento de hacer esta visita. Ya tenía ganas de celebrar en esta hermosa parroquia de San Miguel en Antequera. Aunque había venido otras veces, aún no había celebrado aquí la Eucaristía.

La Visita pastoral obliga a ir a todas las parroquias, aunque ya las hubiera visitado otras veces. El domingo próximo tenemos prevista la visita a la parroquia de San Juan.

7.- Vale la pena ser cristiano

¡Buen ánimo de nuevo! Vale la pena y es una maravilla ser cristiano. El diácono permanente que me acompaña, D. José, sabe que repito muchas veces que, si la gente supiera la verdad de qué es ser cristiano y de qué es la Iglesia, se pegaría codazos para entrar. Pero, por desgracia, algunos creen que somos retrógrados y tontos, porque no saben la verdad y están equivocados; tienen una imagen falsa de la Iglesia, que no corresponde a verdad.

Vamos a pedirle a San Miguel, como intercesor y titular vuestro, y a la Virgen Santísima, bajo la advocación que cada uno tenga devoción, (Remedios, Dolores, Mercedes, Rocío), que nos acompañe en esta vida y que nos lleve de la mano hasta llegar a la eternidad. Que así sea.

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