Como cada año, La Luz de la Paz de Belén llegó a nuestra Diócesis. El 22 de diciembre, a las 19.00 horas fue recibida por los jóvenes en el CETI (Centro Temporal de Inmigrantes) de Melilla. Desde allí la trasladaron a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, donde la esperan niños y adultos, a las 20.00 horas. Durante el recorrido, estuvo portada por un hombre subsahariano y acompañada por los jóvenes cantando villancicos. Una hora más tarde llegó a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, que se encontraba completamente llena de fieles, según explican los feligreses.

Tras el saludo del Vicario Episcopal, el sacerdote Roberto Rojo, realizaron el encendido del cirio central del Nacimiento, acto en el que participaron representantes de las comunidades hindú y musulmana «en un gesto de unión interreligiosa y de convivencia. La comunidad judía no pudo asistir por coincidir con el principio del Sabat», explican desde la parroquia. 

Realizaron la lectura de un cuento, un joven compartió su experiencia personal de fe y se hizo la lectura del Evangelio, tras la que el vicario pronunció su homilía. El rezo del Padrenuestro y el canto del villancico Noche de Paz pusieron el punto y seguido a una celebración que continuó por las calles de Melilla hasta llegar al Belén instalando en el Foso del Hornabeque, en Melilla la Vieja, donde se depositó la Luz de La Paz de Belén, explica uno de sus feligreses, Carlos Rubiales. 

En Málaga

También a las 20.00 horas, el Obispo de Málaga presidió en la Catedral la celebración en la que se repartirá la Luz, para que llegase a todos los hogares de la diócesis.

De dónde viene

Se trata de una iniciativa de Scouts y Guías de Austria que, con la colaboración de Scouts de diferentes países de Europa y otros continentes, reparten la Luz de la Paz encendida cada año por un niño o niña austriaco en la cueva del Nacimiento de Jesús en Belén.

La distribución de la Luz de la Paz a todos los países participantes se realiza desde Viena. Allí, unas semanas antes de Navidad, se reparte la Luz a todas las delegaciones asistentes para que la hagan llegar a sus respectivos países con un mensaje de Paz, Amor y Esperanza.

Posteriormente, los Scouts y las Guías la distribuyen por parroquias, hogares particulares, hospitales, residencias de ancianos, prisiones y otras asociaciones de sus respectivos pueblos y ciudades.