La semana pasada, un grupo de malagueños hemos peregrinado a Palencia para rezar ante el sepulcro de san Manuel González. Ha sido un viaje magnífico. Pasando por Aranjuez y Segovia, hemos compartido la alegría, la fraternidad y la fe eucarística. En Palencia hemos renovado la emoción y el cariño al “apóstol de la Eucaristía”. Al releer lo que pidió que escribieran en su sepultura: «Pido ser enterrado junto a un Sagrario para seguir diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! No lo dejéis abandonado» y contemplar sus recuerdos y el testimonio de su vida en el museo que tienen las Nazarenas en Palencia, se ha avivado nuestra fe en la presencia del Resucitado, el Dios cercano y amigo que está en cada Sagrario y nos espera siempre.

¡Ahí está Jesús! Es lo que vamos a anunciar este domingo, fiesta del Corpus Christi, mientras que nuestro Dios, vivo y real bajo las especies eucarísticas, sale por nuestras calles. Si la Eucaristía es misterio del Amor de Dios, reconocer y adorar a Jesucristo en el Sacramento es correspondencia de amor.

San Manuel González, celebrando esta fiesta como Obispo de Málaga, escribe en 1927:
«La custodia de mi Catedral ha paseado triunfalmente por las calles de Málaga el día del Corpus bajo la lluvia no interrumpida de flores y bastante copiosa de palomas adornadas con inscripciones en lazos con los nombres de los Sagrarios de la diócesis. Es el obsequio y el desagravio con que festejamos el triunfo de Jesús…

…Y mientras sacerdotes y fieles seguían cantando, y las nubes de incienso nimbando de blancos encajes la Custodia y perfumando las calles, le decía yo al Jesús de la Hostia y me decía a mí: ¡qué bien si tus seguidores fueran siempre perfumando los caminos y acompañando el “Tantum ergo” de la liturgia eucarística, con el eco de la alegría de su fidelidad humilde y confiada en llevar la cruz y ocupar el puesto que Tú a cada uno señalaste en sus hogares y en tus Sagrarios!...»

En la era de las comunicaciones, donde los medios se encargan de acercarnos a todo tipo de noticias, es común recibir mensajes de whatsapp con cadenas que nos ofrecen respuestas rápidas y baratas para vivir felices…

Mientras, nuestro Dios, el Dios que ha elegido un poco de Pan para darnos vida en plenitud, espera el obsequio y el desagravio con el que festejar el triunfo de Jesús. Y con Él, la verdadera felicidad.